Fueron más de 29 mil kilómetros sumados, cruzando 27 países, incluyendo su natal Tijuana y el resto de la República Mexicana.

Por Manuel R. Medina

Foto: Manuel R. Medina


MÚNICH, ALEMANIA.- En medio del corazón de Múnich, entre alemanes tomando cerveza y turistas buscando la mejor foto para su Instagram, se levantaba una gorra roja, con el nombre de Tijuana en letras blancas. ¡Y vaya qué pequeño es el mundo! El portador de esta cachucha no era más que el mexicano Roberto Gallegos, quién justo a su esposa alemana Annika Watchter recorrió el mundo en bicicleta durante cinco años.

Fueron más de 29 mil kilómetros sumados, cruzando 27 países, incluyendo su natal Tijuana y el resto de la República Mexicana. Pero quizás lo más interesante es que a Gallegos y a su mujer no los movió la fama ni la idea de "turistear" por el mundo, sino que aprovecharon este viaje para "promover la bicicleta como un modelo para cultivar la empatía".

El nativo de la Colonia Juárez en Tijuana, vive desde hace un año en Múnich y se encarga de dar tours en inglés y español a los turistas que visitan la ciudad, además de trabajar en mercadotecnia, eso sí, utilizando el medio de transporte de dos ruedas para lograr su objetivo.

Su travesía lo llevó a alejarse de casa "desde septiembre de 2011 hasta diciembre de 2016", agregando que "empezamos aquí en Alemania, pasamos por Asia Central, China, Sudeste de Asia, Canadá, México, España, etc. Era trabajar y juntar lana".

Gallegos añadió que fue una experiencia inolvidable ya que "cuando viajas en bicicleta siempre estás encontrándote con diferentes situaciones. Estuvimos acampando con una señora que no tenía nada qué comer pero que nos dio un lugar para quedarnos".

Así, 29 mil kilómetros después, el tijuanense y su esposa salieron "más enamorados de mi país de lo que jamás me había imaginado".

De acuerdo a Roberto, habrá una apuesta con su esposa para el primer juego del Grupo F entre México y Alemania en la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018, esperando que al menos ese día le toque dormir en el sillón con una sonrisota en la cara.