En el caso de los niños se manifiesta como irritabilidad, pérdida de interés en las actividades, regresiones infantiles, enojo, llanto constante, problemas de sueño, entre otros
TIJUANA.- El duelo es un proceso que incluye la pérdida de algo significativo y representa el vivir emociones consideradas “desagradables o incómodas” -que en el caso de los niños se manifiesta como irritabilidad, pérdida de interés en las actividades, regresiones infantiles, enojo, llanto constante, problemas de sueño y variaciones en el comportamiento-, que deben ser gestionadas correctamente para afrontarlas.
Con el propósito de llevar un acompañamiento adecuado de los menores de edad que viven un duelo por la pérdida de un familiar o amistad cercana durante la pandemia, la psicóloga del Hospital General de Tijuana, Michelle Delhi Guerrero Mendoza, emitió recomendaciones a los padres de familia y/o tutores.
“Es normal que, durante el transcurso de la vida, tengamos pérdidas significativas y por ello es importante llevar un acompañamiento y un proceso del duelo adecuado para evitar otros problemas en materia de salud mental, como pueden ser la ansiedad, depresión, codependencia, entre otros”, expresó Guerrero Mendoza.
Indicó que el duelo consta de diferentes etapas, como pueden ser la negación, negociación, tristeza, ira y aceptación, y pueden experimentarse de manera fluctuante a lo largo de todo el proceso que podría tener una duración inespecífica.
En el caso de los niños, la psicóloga destacó que la información debe de otorgarse de manera honesta -que puede ser a través de técnicas de juego o representaciones visuales-, con palabras acorde a la etapa o edad del infante, haciéndolo partícipe en los rituales de despedida.
“Es importante que, como familiar o amigo, respetemos el duelo de cada persona, dando el acompañamiento debido y validando las emociones que se están experimentando. En caso que lo consideren necesario, pueden solicitar atención por un profesional de la salud mental con capacitación en tanatología”, mencionó.
Guerrero Mendoza, recomendó mantener una supervisión constante de las emociones y comportamientos de los menores a partir de la pérdida, acudiendo con el profesional de salud mental cuando estos eleven su intensidad.
“Durante el duelo debemos validar las emociones de los niños, respetando sus sentimientos, darles un lugar y seguridad de poder expresarse libremente y permitirles regresar a su rutina diaria cuando ellos lo consideren. También pueden colaborar con el personal educativo para dar seguimiento en todos los entornos donde el menor se vea involucrado”, concluyó.