Pese a que la vida de Martin Luther King se apagó con el impacto de una bala en 1968, cuando murió asesinado por un segregacionista blanco en Memphis (Tennessee), su mensaje ha perdurado hasta nuestros días.

Vía/ElPaís

"Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando", gritó el reverendo Martin Luther King (1929-1968) desde las escalinatas del Monumento a Lincoln en Washington en 1963. Su discurso recogía las voces de miles de personas que reclamaban una mayor igualdad de derechos civiles para los afroestadounidenses, activistas que, además, lucharon contra la guerra de Vietnam y la pobreza. Hoy, 15 de enero, King hubiera cumplido 89 años.





Pese a que su vida se apagó con el impacto de una bala en 1968, cuando murió asesinado por un segregacionista blanco en Memphis (Tennessee), su mensaje ha perdurado hasta nuestros días. Cada tercer lunes de enero se celebra el Día de Martín Luther King Jr. en EE UU, que este año coincide con la fecha de su nacimiento en 1929. 

Martin Luther King es considerado como el principal militante de la no violencia contra la discriminación racial en la legislación estadounidense. Sus campañas le llevaron a recorrer 9,3 millones de kilómetros durante 13 años, habló 2.500 veces en público, fue arrestado por la policía en más de una veintena de ocasiones y agredido físicamente, al menos, en otras cuatro. Falleció a los 39 años y, según el biógrafo Taylor Branch, la autopsia mostró que su corazón parecía el de un hombre de 60 a causa del efecto del estrés.

Tras una campaña para reconocer su figura, el entonces presidente Ronald Reagan firmó, 35 años después de su asesinato, una ley que establecía este día como fiesta nacional. Algunos Estados comenzaron a llamar a la fiesta con nombres alternativos o a combinarla con otras festividades como símbolo de protesta ante la iniciativa. En el año 2000, el Día de Martin Luther King fue celebrado oficialmente por los 50 estados de la Unión.

En el 50 aniversario de su muerte, la figura de Martin Luther King continúa vigente en la sociedad estadounidense y mundial. Su mensaje, con el que ganó el Premio Nobel de La Paz en 1964, sigue siendo uno de los escudos de las personas que luchan contra el racismo y la discriminación social. "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol", recordó King en una ocasión.