Durante la campaña electoral, Trump utilizo el caso de los correos privados borrados por Clinton, para dibujar a su rival electoral como una corrupta.
En el 20166 el FBI cerró las investigaciones a la Fundación Clinton por irregularidades que se pudieron cometer en la organización.
Pero este año, el FBI reabrió el caso. El Objetivo, según funcionarios citados este viernes por medios estadounidenses, es determinar si la fundación recibió algunas donaciones que pudieron estar relacionadas con la búsqueda de favores políticos por parte de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado, entre 2009 y 2013.
Las nuevas pesquisas alimentarán, sin duda, las acusaciones de politización de la Fiscalía y el FBI por parte de Trump. Desde el caso Watergate en los años 70, que acabó con la dimisión del presidente republicano Richard Nixon tras una acusación de obstrucción a la justicia, la Casa Blanca ha evitado inmiscuirse en las investigaciones del Departamento de Justicia.
Durante la campaña electoral, Trump utilizó el caso de los correos privados borrados por Clinton y los documentos sobre la Fundación Clinton publicados por Wikileaks para dibujar a su rival electoral como una corrupta. El candidato republicano la llamó continuamente “Deshonesta Hillary” e incluso prometió encarcelarla si él era presidente.
Attorney General Jeff Sessions has taken a VERY weak position on Hillary Clinton crimes (where are E-mails & DNC server) & Intel leakers!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 25 de julio de 2017
Tras ganar los comicios, sin embargo, Trump dio marcha atrás y alegó que no quería hacer más daño a los Clinton. Pero el panorama ha cambiado en los últimos meses. Según ha avanzado la investigación del fiscal especial sobre los lazos rusos del entorno de Trump, el presidente ha vuelto a pedir reiteradamente investigar a Clinton y sus allegados.
Por ejemplo, el pasado 25 de julio, escribió en Twitter: “El fiscal general Jeff Sessions ha adoptado una posición muy débil respecto a los delitos de Hillary Clinton”.
En la misma línea, el 22 de septiembre, durante un mitin de Trump en Alabama, el público coreó “A la cárcel”, el grito de guerra contra Clinton durante la convención republicana de 2016 en que Trump fue nominado oficialmente candidato presidencial. Y el mandatario contestó a los asistentes: “Tenéis que hablar sobre eso con Jeff Sessions”.
Everybody is asking why the Justice Department (and FBI) isn't looking into all of the dishonesty going on with Crooked Hillary & the Dems..
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 3 de noviembre de 2017
Y el 3 de noviembre volvió a la misma idea en Twitter: “Todo el mundo se está preguntado por qué el Departamento de Justicia (y el FBI) no están mirando a toda la deshonestidad ocurriendo con la Deshonesta Hillary y los demócratas”.
Poco después, el 13 de noviembre, el Departamento de Justicia anunció que estaba considerando designar a otro fiscal especial para examinar las acusaciones conservadoras de que unas donaciones a la Fundación Clinton podrían estar relacionadas con una decisión en 2010 del Gobierno de Barack Obama de permitir una operación energética a una entidad rusa.