Una coalición de funcionarios estatales y federales de Estados Unidos no encontró prueba alguna evidencia de manipulación de los votos de las elecciones presidenciales
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Una coalición de funcionarios estatales y federales de Estados Unidos no encontró prueba alguna evidencia de manipulación de los votos de las elecciones presidenciales de la semana pasada o de que hayan sido alterados de alguna manera, con lo que rechazaron las acusaciones infundadas que han promovido el presidente Donald Trump y muchos de sus simpatizantes: de que hubo un supuesto fraude electoral a gran escala.
En un comunicado difundido el jueves por la noche, expertos del gobierno y de la industria que coordinaron la seguridad cibernética de las elecciones aseguraron que los comicios del 3 de noviembre fueron los más seguros en la historia de Estados Unidos. Su toma de posición representa el rechazo más contundente a la fecha a los intentos de Trump de socavar la integridad del proceso electoral.
Las declaraciones son similares a las hechas en repetidas ocasiones por expertos electorales y funcionarios estatales, quienes aseguran que las elecciones se realizaron sin mayores contratiempos o irregularidades.
Aunque sabemos que existen muchas acusaciones infundadas y oportunidades para la desinformación sobre el proceso de nuestras elecciones, podemos garantizarles que tenemos suma confianza en la seguridad y la integridad de nuestras elecciones y ustedes también deberían, aseguró el comunicado. Cuando tengan preguntas, recurran a sus funcionarios electorales como voces de confianza, debido a que son ellos los que dirigen las elecciones.
El comunicado fue difundido por la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura, que encabezó las tareas federales de protección electoral. Sus funcionarios han recurrido a Twitter para garantizarles a los estadounidenses que la elección fue segura y que sus votos serían contados.
Los funcionarios que firmaron el comunicado informaron que no tenían prueba alguna de que algún sistema de votación hubiera eliminado o alterado los sufragios, o de que haya estado en riesgo de alguna manera.
Dijeron que todos los estados con resultados cerrados tienen registros en papel, lo que permitirá el recuento de cada boleta, si es necesario, así como para la identificación y corrección de cualquier error o equivocación.
Las elecciones del 3 de noviembre fueron las más seguras en la historia de Estados Unidos. En este momento, en todo el país, funcionarios electorales revisan una y otra vez todo el proceso electoral antes de concluir los resultados, afirmó el comunicado.
El mensaje contrasta marcadamente con las acusaciones infundadas de Trump acerca de que hubo fraude y problemas generalizados que, insiste, podrían afectar los totales de votos. El mandatario ha presentado una serie de recursos legales, aunque muchas de esas demandas han sido desestimadas por los jueces.
Los problemas a los que la campaña de Trump y sus aliados se han referido son comunes en toda elección: problemas con las firmas, confidencialidad de los sobres y la fecha del matasellos en las papeletas enviadas por correo, así como la posibilidad de que se hayan asignado erróneamente o extraviado algunas boletas. Sin embargo, Joe Biden tiene una amplia ventaja en varios estados competidos, por lo que ninguno de estos problemas tendría un impacto real en el resultado de los comicios.
La campaña de Trump también ha presentado impugnaciones para denunciar que sus observadores electorales no pudieron analizar el proceso de votación. Muchas de esas demandas han sido desestimadas por los jueces, algunas de ellas en cuestión de horas. Además, ninguna de las querellas muestra evidencia alguna de que el resultado de los comicios haya resultado afectado.
Entre los autores del comunicado están los presidentes de la Asociación Nacional de Directores Electorales Estatales y de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado ”que dirigen los comicios a nivel estatal”, así como la comisión ejecutiva del consejo coordinador de la industria y el gobierno que incluye a todos los principales proveedores de equipos de votación.