La pandemia de Covid-19 -que deja más de 236 mil muertos en Estados Unidos- estará en el centro de las actividades de Biden como presidente electo durante el proceso de transición y al arranque de su gestión
DELAWARE, ESTADOS UNIDOS.- Luego de celebrar su victoria frente a Donald Trump, Joe Biden se enfocó este domingo en los preparativos de su llegada a la Casa Blanca con dos prioridades: la lucha contra la pandemia y la reconciliación de un país dividido, sin haber recibido todavía un reconocimiento del mandatario republicano.
El demócrata recibió felicitaciones de varios dirigentes de todo el mundo -con excepciones como México y Brasil- mientras el mandatario saliente no le concedió la victoria, alegando "fraudes" en la elección, sin aportar pruebas.
Trump prometió redoblar su ofensiva judicial para impugnar los resultados, pero el destino de estas demandas parece poco auspicioso y fueron ignorados por los votantes demócratas que celebraron con algarabía en las calles de las grandes ciudades en la noche del sábado.
Ante el silencio de su rival, Biden pronunció en la noche un discurso centrado la promesa de "sanar" al país.
"Prometo ser un presidente que no busca dividir sino unir", dijo durante un acto al aire libre en Wilmington, Delaware.
La pandemia de Covid-19 -que deja más de 236 mil muertos en Estados Unidos- estará en el centro de las actividades de Biden como presidente electo. Este lunes 9 de noviembre, conformará un grupo de expertos para elaborar un plan nacional con el fin de frenar el virus que pueda ser implementado desde el mismo día en que asuma el poder, el 20 de enero.
Durante su campaña ya trazó algunas líneas, como un proyecto de una red nacional para realizar pruebas, la obligación de utilizar mascarillas en los edificios federales y la gratuidad de la vacuna, cuando esta sea desarrollada y probada.
Otro eje importante es la promesa de anular el proceso de retiro de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzado por Trump, y volver al Acuerdo del Clima de París para limitar las emisiones que provocan el cambio climático.
Además, el demócrata prometió anular el decreto migratorio del republicano que prohíbe la entrada al país de ciudadanos de varios países musulmanes y anunció que dará una vía para la regularización de unos 11 millones de indocumentados.
Incertidumbre sobre mayoría en el Senado
La actitud de Trump en los próximos días va a pesar en la capacidad de acción de Biden antes del 20 de enero, ya que para tener acceso a agendas, hace falta una decisión administrativa que lance efectivamente la transición.
La mañana del domingo, Trump citó a un experto en Twitter afirmando que la "elección fue robada" y después salió de la Casa Blanca para jugar al golf.
Biden y su compañera de fórmula, la senadora negra Kamala Harris -la primera mujer que llega a la vicepresidencia del país- deben comenzar a barajar la conformación de su gabinete, que se espera otorgue un lugar preponderante a las mujeres y a figuras de las minorías.
En sintonía con su discurso sobre la unidad, se especula también sobre la inclusión de representantes del ala más izquierdista de su partido, sin olvidar a los centristas y quizás incluso a algunos republicanos.
Pero esta decisión está supeditada a cómo quede conformado el Senado y estos resultados todavía no están completos. En esta legislatura que termina, los republicanos ostentaron una mayoría en la Cámara Alta con 53 de los 100 escaños.
En esta elección, en la que se renovaron 35 escaños, los demócratas perdieron uno y le arrebataron dos a los republicanos.
Pero falta que termine el escrutinio en dos estados y en Georgia será necesaria una segunda vuelta debido a que ninguno de los candidatos alcanzó el umbral para ser elegido. El comicio se realizará el 5 de enero, junto con la elección del segundo senador por este estado.
El Senado será crucial en la respuesta a la aguda crisis económica provocada por el Covid-19 que dejó millones de desempleados y profundos daños en la economía estadounidense.
Antes de las elecciones, la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, y el gobierno no consiguieron un acuerdo para lanzar un nuevo plan de ayuda como el paquete de 3 billones de dólares aprobado en marzo.
Ante las magras posibilidades de lograr un acuerdo previo al cambio de mando, esas negociaciones serían una primera prueba para el gobierno de Biden si los republicanos conservan la mayoría en el Senado.
Ello también permitiría a los republicanos eventualmente bloquear las nominaciones para el nuevo gobierno.
Gran parte de los líderes mundiales ignoraron los recursos republicanos presentados en la justicia y felicitaron a Biden por su victoria, con dos notables excepciones en América Latina: los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Brasil, Jair Bolsonaro.
López Obrador indicó que esperará la resolución de "asuntos legales" para pronunciarse y Bolsonaro simplemente guardó silencio.
Incluso el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que deseó una victoria de Trump, celebró a Biden, a quien calificó como un "gran amigo de Israel".
El expresidente republicano George W. Bush, llamó a Biden para felicitarlo por su victoria en una elección que calificó como "honesta" y con un resultado "claro".
En Estados Unidos, los políticos republicanos en activo no han roto filas -salvo los díscolos habituales como el senador y excandidato presidencial Mitt Romney.
El poderoso senador republicano Lindsey Graham instó a Trump en la cadena Fox a no reconocer su derrota.
"Nosotros vamos a trabajar con Biden si él gana, pero Trump no ha perdido. Señor presidente no ceda, luche duro", agregó.