LOS ANGELES, CALIFORNIA.- Sólo un imperio de luz es capaz de iluminar el entendimiento del adiós. Del adiós de verdad; ése que nos separa de los seres amados y que es un parteaguas en la propia existencia.

Tal es la premisa de ‘Más allá de la Luna’, el filme animado con el que Netflix recibe al legendario Glen Keane en sus filas para así consolidarse en la competida carrera por la creación de cintas animadas capaces de tocar el alma del espectador.

La historia original de Audrey Wells aborda un mito protagonizado por la diosa de la Luna, mito favorito de Fei Fei, el cual se torna en obsesión tras la partida de su madre. Con la intención de confirmar la veracidad de la leyenda, nuestra protagonista atravesará el espacio exterior de la mano de compañeros entrañables hasta llegar a la Luna.

El planteamiento de la historia dirigida por Glen Keane es complejo: ¿Cómo aceptar que la vida continúa cuando te sigue doliendo la muerte de un ser querido? La búsqueda de esta respuesta guía un filme dirigido a toda la familia que explora con gran sensibilidad el proceso del duelo en la infancia.

Tanto en la Tierra como en las fronteras de la Luna, Fei Fei habrá de perseguir la confirmación de un mito que no la deja tranquila.

El universo concebido por Keane entrega paisajes intrincados donde todo es posible: desde surcar el espacio montando a una rana gigante hasta abrir una puerta al infinito para recoger del universo las respuestas… a preguntas aún no formuladas. El viaje de Fei Fei es emotivo y honesto y muestra una nueva y colorida visión en torno a la muerte, un tema que suele vestirse de matices tétricos y sombríos.

Las canciones forman parte central de la historia y se convierten en catalizadores de las emociones de los personajes, induciendo, además, respuestas alojadas al interior de la propia individualidad que instantes atrás parecían negadas a revelarse. Epifanías puras que permiten a Fei Fei acercarse cada vez más a un estado de paz.

‘Más allá de la Luna’, el debut en Netflix de Glen Keane, es una historia imperdible que nos recuerda que para recuperar la felicidad sólo hay una ruta posible: volver a amar.