La cantidad de personas que expresó confianza en sus gobiernos en la OCDE en 2007 fue del 45 %. Ahora ha bajado tres puntos al 42 %.
Vía/ForoEconómicoMundial
En gran parte de Occidente, la confianza pública en el gobierno se está desplomando; sin embargo, en algunos países la historia es diferente.
El primer ministro Narendra Modi dirige uno de los gobiernos más confiables del mundo. Cerca de tres cuartas partes de los indios afirman tener confianza en su gobierno nacional.
Solo alrededor de un tercio de los estadounidenses piensa lo mismo. Según un nuevo informe de la OCDE, Government at a Glance, que analiza la confianza de las personas en su gobierno nacional, la situación es aún peor en Grecia, donde solo uno de cada 10 ciudadanos confía en aquellos que están en el poder.
Entre los factores que influyen en si confiamos en nuestros gobiernos o no, se encuentran el estado de la economía, la agitación política y los acontecimientos que acaparan los titulares, como los principales casos de corrupción.
Por lo tanto, la reciente campaña contra la corrupción y la reforma tributaria de la India podría ayudar a explicar los altos niveles de confianza en el gobierno.
Por otro lado, en los últimos años Grecia ha tenido más problemas de lo normal. Tiene una enorme carga por endeudamiento y depende de rescates de la eurozona para evitar que se declare en quiebra. Sin embargo, estos préstamos tienen un alto precio y requieren fuertes reducciones en las pensiones y los servicios públicos. En mayo, manifestantes se enfrentaron con la policía en el centro de Atenas cuando el Parlamento griego aprobó un nuevo paquete de medidas de austeridad.
Además, Grecia ha experimentado una gran presión sobre sus recursos como resultado de la afluencia de migrantes que intentan llegar a Europa.
El año pasado, Estados Unidos surgió de una reñida campaña electoral impulsada por noticias falsas, un fenómeno que ha socavado la confianza de las personas en los medios y los políticos.
Turquía —que está tomando medidas enérgicas contra los medios y encarcelando a las figuras de la oposición tras el golpe fallido del año pasado— obtiene una puntuación notablemente alta del 58 %. En cambio, solo el 30 % de los ciudadanos españoles y el 28 % de los franceses confían en sus gobiernos.
Por ejemplo, el primer ministro canadiense Justin Trudeau irrumpió de lleno en la escena mundial hace dos años con una visión optimista y de mente abierta del futuro de su país, lo que podría ayudar a explicar la posición elevada de Canadá en la lista (casi dos tercios de los canadienses confían en su gobierno).
La confianza está cayendo
Después de la crisis financiera de 2008, hubo una reacción mundial, y muchos sintieron que los gobiernos estaban trabajando demasiado para unos pocos y no lo suficiente para muchos. Esto provocó una ola de sentimiento populista en todo el mundo y una caída de la confianza en los gobiernos.
La cantidad de personas que expresó confianza en sus gobiernos en la OCDE en 2007 fue del 45 %. Ahora ha bajado tres puntos al 42 %.
Los países que han experimentado la mayor pérdida de confianza son Chile, Finlandia, Grecia y Eslovenia.
¿Por qué confiar en su gobierno?
Confiar en nuestro gobierno redunda en nuestro propio interés porque respalda el crecimiento económico. Cuantas más personas confíen en su gobierno, más probabilidades habrá de que inviertan y gasten, lo cual impulsa la economía.
También habrá más posibilidades de que las políticas e iniciativas oficiales funcionen. Por ejemplo, es más probable que las personas paguen sus impuestos y respeten las normas si confían en su gobierno. Esto se aplica especialmente cuando a las personas se les pide hacer sacrificios —como medidas de austeridad— por el bien común.
Según la OCDE, los gobiernos deben hacer más para recuperar la confianza de sus ciudadanos. Necesitan empezar a invertir más dinero en servicios públicos y mejorar en cuanto a satisfacer las necesidades de toda la población, incluida la asistencia médica, el empleo y la educación. También deben asegurarse de que todos sus ciudadanos puedan acceder a los servicios gubernamentales.