Designó al cardenal Carlos Aguiar como sucesor de Norberto Rivera en la Ciudad de México.
CIUDAD DE MÉXICO.- El Papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal Norberto Rivera Carrera como arzobispo primado de México y nombró al cardenal Carlos Aguiar Retes como su sucesor en la sede metropolitana de la Ciudad de México.
Ha sido el propio cardenal Rivera quien escribió una carta fechada este 7 de diciembre en la que informa a la grey capitalina de la decisión del papa Francisco y, ya como administrador apostólico, le da la bienvenida al nayarita de 67 años, Carlos Aguiar, quien al momento es titular de la Arquidiócesis de Tlalnepantla.
Aguiar Retes ha sido obispo de Texcoco, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y presidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM); desde su servicio eclesial, Aguiar ha participado en el desarrollo de una pastoral misionera para México y el continente, principalmente en el pontificado de Benedicto XVI junto a quien fuera el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco.
Ha sido el propio Bergoglio quien distinguió a Aguiar Retes con el birrete cardenalicio y ahora le confía la grey de una iglesia masiva y muy compleja que tiene ante sí retos monumentales como la relación con las instituciones políticas y económicas que hacen sede en la Ciudad de México así como la organización de una actitud pastoral que logre dialogar desde la llamada ‘nueva evangelización’ con las contrastantes culturas presentes en la megalópolis.
La Arquidiócesis Primada de México es la segunda diócesis del mundo más poblada y con más católicos; para atender a los más de 8 millones de fieles, desde los años ochenta, la arquidiócesis está organizada en ocho vicarías episcopales con un obispo auxiliar a la cabeza, 52 decanatos y más de 650 parroquias.
En el territorio del arzobispo –que también es custodio del sagrado ayate de San Juan Diego donde se hace presente la Virgen de Guadalupe- se encuentra la Basílica de Guadalupe, la Secretaría de la Conferencia del Episcopado Mexicano y las casas provinciales de la gran mayoría de las congregaciones religiosas masculinas y femeninas con presencia en el país.