Crisstian VILLICAÑA / HIPTEX

En estas semanas asociamos la palabra pandemia con confinamiento, reserva de alimentos, permanecer sanos, buscar actividades para hacer en casa, en fin, una serie de cuestiones que nos permitan sobrevivir al virus del Covid-19.

Del otro lado, para aquellos que la vida no ha sido tan favorable, la pandemia es un hecho que poco o nada modifica sus forma de encarar los días, una que consiste en sobrevivir buscando una moneda, una comida en la basura o en el mejor de los casos, un plato en alguno de los albergues o comedores comunitarios que instalan personas y asociaciones civiles.

La problemática de las personas en situación de calle es ampliamente conocida y durante este tiempo de confinamiento ha sido más notoria su presencia en la vía pública, pero de manera irónica, continúan siendo uno de los grupos menos atendidos de la población en general.

Al recorrer la zona Río, el Centro por sus diferentes avenidas y calles, así como colonias de los alrededores, se puede visibilizar a una gran cantidad de hombres y mujeres que deambulan sin un lugar fijo: más que en otros momentos debido a la falta de negocios, escuelas y otros recintos abiertos.

La canalización del Río Tijuana es otro espacio donde por las tardes, pero en especial por las noches, se logra observar a decenas de personas en medio de fogatas y hogares improvisados con cartón, madera y tela que les sirven de refugio.

El Gobierno Municipal, al igual que agrupaciones sociales, han acudido a ese y a otros lugares para brindar alimentos y otro tipo de ayudas, sin embargo, ante una población que crece día con día debido a las deportaciones, así como aquellos de la localidad que se ven empujados a habitar las calles, los esfuerzos siempre parecen insuficientes.

Es pues, que en plena pandemia, las personas que viven en las calles por distintas cuestiones que pasan por temas de salud, economía y seguridad, sigue quedando a un lado, pese a ser más visibles a simple vista, siguen siendo “Los Olvidados”.