Cientos de integrantes de la comunidad mormona de La Nora y la aldea LeBarón, así como de Estados Unidos participan en los sepelios
LA MORA, SONORA.- Protegidos por un fuerte dispositivo policiaco y militar, la comunidad mormona de LeBarón llevó a cabo el primero de los funerales de la víctimas de la emboscada perpetrada por sicarios en el que tres mujeres y seis niños fueron masacrados.
Vestidos con mangas de camisa, trajes o vestidos modestos, cerca de seiscientos dolientes abrazados por el dolor debajo de las carpas blancas erigidas en La Mora, una aldea de unas 300 personas que se consideran mormonas pero que no están afiliadas a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Miembros de la comunidad extendida, muchos de los cuales, como las víctimas, son ciudadanos tanto como mexicanos, construyeron los ataúdes ellos mismos y usaron palas para cavar una tumba grande y grande para los tres en el suelo rocoso del pequeño cementerio de La Mora.
Los granjeros y los adolescentes llevaban los ataúdes.
La Nora es una aldea que se encuentra a unos 110 kilómetros al sur de la frontera de Arizona, donde las casas de estilo americano se alternan con graneros y huertos.
Patrullas de la Policía Federal y del Ejército Mexicano resguardan la zona, como igualmente acompañaron a la caravana de cientos de integrantes y familiares de la comunidad LeBarón que viajaron desde Chihuahua y Estados Unidos para estar presentes en los funerales de las víctimas de la masacre cometida el lunes pasado.
Es esta aldea fueron sepultados Dawna Ray Langford, de 43 años, y sus hijos Trevor, de 11 años, y Rogan, de 2, los tres juntos en una misma tumba, tal como murieron juntos el lunes cuando los atacantes dispararon una lluvia de balas a su SUV en un camino de tierra que conducía a otro asentamiento, Colonia LeBaron, en el vecino estado de Chihuahua.
Se espera que las otras víctimas sean enterradas en Colonia LeBaron más tarde. Pero las dos comunidades, cuyos residentes están relacionados, se unieron en una muestra de dolor.
Docenas de camionetas, muchas de ellas con matrículas estadounidenses de lugares tan lejanos como Dakota del Norte, llegaron a La Mora para el funeral, viajando por el camino de tierra donde ocurrió el ataque.
Al menos mil visitantes se refugiaron en la aldea durante la noche antes del funeral, llenando el espacio del piso en las aproximadamente 30 casas o durmiendo en carpas que trajeron con ellos.
Al menos una vaca fue sacrificada para ayudar a alimentar a las masas, así como a las docenas de soldados que vigilaban la entrada.(Agencias)