La legión de kamikazes del "cristal" no cede y cada vez parecen ser más los que se enlistan en una misión que no deja de arrojar bajas, muertes y una sociedad cansada de lidiar con los adictos a esta droga.
Texto y foto: Crisstian Villicaña
Nadie hubiera imaginado que una sustancia nacida en Alemania en el siglo XIX con la finalidad de mejorar el rendimiento físico y mental de los soldados hubiera terminado en muchos de los barrios de Tijuana.
Fue el químico Gordon Alles el que encontró los efectos de la anfetamina en 1928; sin embargo, su uso no se limitó al ejército alemán, ya que los kamikazes (pilotos de avión japoneses de la Segunda Guerra Mundial) fueron literalmente drogados con lo que hoy que se conoce como "cristal" para darles el valor de colisionar contra puertos y barcos del enemigo.
Acá, casi cien años después, en las colonias de Tijuana, la guerra es distinta y los adictos a las metanfetaminas se han convertido en un especie de soldados que pareciera tienen como única misión no dejar entrar a la "malilla" (efectos secundarios de la droga, los cuales incluyen desesperación, ansiedad por consumir de nuevo, desentendimiento de la vida diaria y sus obligaciones, actitud violenta).
Pero la "malilla", ampliamente conocida por miles de personas que han tenido que lidiar con algún hijo, padre, hermana, tío o madre adicto a esta droga, no sólo resquebrajan a los consumidores, los círculos familiares también se han visto lastimados, en especial los de los barrios populares, en donde se han vuelto víctimas de robos, violencia, incluso asesinatos.
Ya por muchos es sabido, si te topas con un "cristalero", cuidado, te puede asaltar a ti, tu casa, no importa si eres conocido, la droga tiene un efecto tan poderoso que no deja espacio para la razón, sólo para la sensación de querer fumar, inhalar.
En el artículo "A través del cristal. La experiencia del consumo de metanfetaminas en Tijuana", escrito por Karina Jiménez Silvestre y P. Isaías Castillo Franco (investigadores de la Subdirección de Investigación de Centros de Integración Juvenil CIJ) se mostró a través de entrevistas los distintos efectos que tiene el "cristal" en la vida de los adictos.
"Pareciera que usar metanfetaminas crea en ellos una desinhibición que les permite actuar en forma impulsiva o violenta [...] lo agredí, sí verbalmente era muy hiriente, salen las palabras de golpe [...] (Miguel, 40)".
"Si bien el cristal/ice tiene un efecto en la desinhibición, también se presenta en un ambiente hostil y permisivo [...] tenía conocidos que ahí, de hecho mi área donde vivo es muy conflictiva, ha habido balacera, de todo ahí, [...] ha habido facilidad para conseguirla [...] (José, 34), al punto que cuando la dependencia es alta, realizan acciones desesperadas como robar a familiares, transeúntes o casas habitación a fin de obtener dinero para comprarla [...] llegué a robar, a asaltar, secuestré o sea todo lo hice por consumir [...] (Andrés, 20)", indican los testimonios.
Esta realidad sigue tan latente y en crecimiento que hay menores de edad que se han visto envueltos en la adicción no por elección, sino forzados por ambientes donde la droga fluye de tal manera que llega sola a las manos.
Tal es el caso de "Erick", un joven de la Sánchez Taboada que se encuentra en el tutelar de menores y del cual nos platicaron que a sus quince años de edad ya contaba con un historial delictivo de temor, macabro, en donde el "cristal" tuvo un papel decisivo.
"En donde vivía todos vendían, desde chico se acostumbró a consumir, nos dijo que se enseñó pronto a torturar, matar, que le sacaba los ojos con pinzas a los rivales, cortarles extremidades, todo bajo la influencia del 'cristal', así se crió"; narra el trabajador social que trabaja con él.
"Deja de importar el medio social, para concentrarse en lo prioritario, obtener recursos para conseguir la droga. En este punto cualquier norma de convivencia social se fractura, y da igual si se roba a familiares o a personas ajenas, en algunos casos con violencia e incluso se llega a la venta de drogas y el secuestro, con tal de obtener dinero para comprarla. Es cuando ocurre un resquebrajamiento del tejido social, y ya las relaciones con otros dejan de tener importancia y prioridad, ante un consumo centrado en la satisfacción de las necesidades personales y sólo el uso constante de este tipo de sustancias le da sentido a su vida. Si bien se promueve la ruptura de vínculos sociales, también es cierto que las carencias en la red social pueden ser el detonante para emplear sustancias psicoactivas, se sabe que la familia, los amigos, la educación y la cultura, por mencionar algunos, son elementos protectores para evitar el consumo de drogas pero también pueden ser sus promotores", agrega el artículo.
La legión de kamikazes del "cristal" no cede y cada vez parecen ser más los que se enlistan en una misión que no deja de arrojar bajas, muertes y una sociedad cansada de lidiar con los adictos a esta droga.