El cambio en el color de uñas a un tono amarillo puede ser debido a infecciones causadas generalmente por hongos; en tanto que un tono verdoso puede ser una infección por bacterias.
El color, grosor o textura de las uñas pueden ser indicadores de problemas de salud, a veces propias infecciones en la misma estructura, o, incluso, señales de otros padecimientos, explicó la doctora Montse Salleras en entrevista con el portal español Infosalus.
La jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitari Sagrat Cor señaló que el cambio en el color de uñas a un tono amarillo puede ser debido a infecciones causadas generalmente por hongos; en tanto que un tono verdoso puede ser una infección por bacterias.
Fuera de los problemas infecciosos de la propia estructura, refirió la doctora Selleras, una uña gruesa y amarillenta puede ser provocada por problemas con el azúcar como la diabetes o problemas neurológicos, así como por el ámbito tabáquico. Mientras que cuando las uñas toman un color azul o violáceo, normalmente, indican muy mala circulación de la sangre hacia los dedos.
En tanto que un color negro o marrón puede indicar la presencia de algún tumor benigno o maligno: “Sobre todo si no es un negro difuso, sino longitudinal. A veces simplemente es un lunar, pero puede ser cáncer de piel, un melanoma, o el más malo de los tumores ungueales”, señaló.
Las uñas con una pequeña mota blanca, al contrario de lo que se piensa, refirió la especialista, no se asocia con trastornos carenciales de vitaminas o calcio, en realidad sueñen indicar que se ha producido un traumatismo en la matriz de la uña al momento de crecer.
Y las uñas con rayas, muchas veces referidos también a la falta de calcio, se deben al propio envejecimiento, o pueden ser, indicó Selleras, a problemas de sequedad, deshidratación o por manicuras.