Alertaron que "las personas que las eliminan completamente de su dieta, como los veganos, corren el riesgo de desnutrirse si no hacen una combinación especifica de vegetales, vitaminas y minerales”.
Los niños veganos cuyos padres han decidido que no coman productos de origen animal no crecen ni se desarrollan como sus contemporáneos que consumen carnes magras, sostuvo la investigadora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, María Salud Rubio Lozano.
“Es indudable que se puede vivir sin comer carne; así lo demuestran los millones de vegetarianos que no consumen este producto, pero sí huevo, pescado, leche y sus derivados (…), explicó la experta, quien citó un estudio de The American Journal of Clinical Nutrition.
Sin embargo, alertó, "las personas que las eliminan completamente de su dieta, como los veganos, corren el riesgo de desnutrirse si no hacen una combinación especifica de vegetales, vitaminas y minerales”.
Mediante la gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la también académica refirió que los alimentos con proteínas de origen animal y vegetal que contienen los aminoácidos básicos, necesarios para prevenir la desnutrición e incluso la muerte, son las carnes magras: res, pollo, cerdo, ternera, cordero, y sus derivados, la soya, la quinoa y el trigo espelta.
“Además de proporcionarnos los nueve aminoácidos esenciales nos proveen de otros nutrientes fundamentales como las vitaminas B6 y B12, el ácido pantoténico, la niacina, el fósforo, el potasio, el sodio, el zinc y el hierro. (…) Y es que la mayoría de los alimentos con proteína de origen vegetal no los contienen”, agregó.
Rubio Lozano indicó que lo ideal es combinar en la dieta diaria alimentos con proteínas tanto de origen animal como vegetal, ya que el organismo las requiere para construir y reparar tejidos, producir enzimas, hormonas y otras sustancias químicas que permiten al ser humano estar activo.
Lo recomendable, detalló la investigadora en el área de Ciencia de la Carne, es que los adultos ingieran 0.8 gramos de proteínas por kilogramo de peso, las embarazadas deben consumir ocho gramos y durante los primeros seis meses de amamantamiento hasta 23 gramos por kilogramos de peso.