En un artículo publicado en la revista especializada Science, los especialistas proponen un “retiro administrado” cuidadosamente planificado que permita alcanzar objetivos sociales y económicos para un desarrollo sostenible, y se evite en lo posible daños, pérdidas y muertes.
WASHINGTON.- Cuando se trata del cambio climático, lo más conveniente es alejar a las personas de las áreas en riesgo, como zonas costeras o terrenos bajos, sugieren investigadores estadunidenses y llaman a las comunidades a planificar un “retiro administrado”.
“Retirarse de una zona de riesgo no es una derrota ante el cambio climático, sino una estrategia inteligente que permita a las comunidades adaptarse y prosperar”, afirman investigadores ambientalistas de las universidades de Delaware, Stanford y Miami.
En un artículo publicado en la revista especializada Science, los especialistas proponen un “retiro administrado” cuidadosamente planificado que permita alcanzar objetivos sociales y económicos para un desarrollo sostenible, y se evite en lo posible daños, pérdidas y muertes.
“Necesitamos dejar de imaginar nuestra relación con la naturaleza como una guerra” dice AR Siders, profesor de políticas públicas, administración y geografía de la Universidad de Delaware, y autor principal del artículo.
“No estamos ganando o perdiendo. Nos estamos adaptando a los cambios en la naturaleza. Los niveles del mar aumentan, las tormentas llegan y producen inundaciones, por lo que debemos retroceder”, sostiene.
En general, la gente se aleja de las zonas costeras y otras áreas en peligro después de un desastre y, a menudo, lo hace de manera ineficiente y al azar. En cambio, los investigadores argumentan que un retiro debe hacerse cuidadosamente, con una planificación estratégica y gestionada.
“El retiro es una herramienta que puede ayudar a lograr objetivos sociales como la revitalización de la comunidad, la equidad y la sostenibilidad si se usa con un propósito”, afirma Siders.
Los investigadores reconocen que un retiro de este tipo es un tema difícil y complejo por muchas razones, incluidas ganancias económicas a corto plazo del desarrollo costero, las tasas de seguro subsidiadas y los costos de recuperación de desastres, y el apego de muchas personas al lugar donde viven y al status quo.
Además, cuando ocurre un desastre, los residentes más ricos son más capaces de reubicarse, a menudo dejando atrás a aquellos que no tienen los recursos financieros para mudarse.
Por ello, los especialistas plantean una visión a largo plazo, señalando que el retiro puede ser la respuesta al cambio climático en algunas áreas, “puede no ser un paso necesario a tomar este año o incluso esta década”, añaden.
“El desafío es prepararse para un retiro a largo plazo limitando el desarrollo en áreas de riesgo”, escriben y proponen que cada comunidad debe elaborar sus propios planes para responder a desencadenantes específicos, monitoreando y evaluando constantemente las condiciones.
Para trabajar en los planes de retiro, sugieren considerar que los gobiernos deben identificar qué áreas desean proteger, cómo hacerlo y analizar la forma en que habrán de alentar y ayudar a la reubicación.
“La historia del retiro como respuesta climática apenas comienza”, aseguran y argumentan que “el retiro es convincente porque reúne muchos aspectos de cómo funcionan las sociedades, lo que los individuos están tratando de lograr y lo que se necesita para garantizar la preparación y la resistencia en un clima cambiante”.