El Cinema Latino por su lado sigue en movimiento, con vida, gracias a una parte del cine del que poco se habla o se quiere hablar: el cine porno.
Al pasar por el lugar se puede pensar que está abandonado, que sólo es una estructura que se aferra a la ciudad luego de haber sido uno de los principales cines de la ciudad.
El graffiti en las paredes, las puertas metálicas cerradas la mayor parte del día, así como una taquilla desatendida, son señales que engañan, ya que el Cinema Latino sigue proyectando películas, como lo hace desde 1941.
Ubicado en la calle Quinta y Niños Héroes de la zona centro de Tijuana, el Cinema Latino ha vivido a lo largo de su historia distintos momentos que lo han llevado por distintos caminos. Ha sido cine familiar, de películas europeas, hasta terminar proyectando películas pornográficas como lo hace en la actualidad.
De acuerdo al catedrático de UABC, Víctor Soto Ferrel, muchos de los cines con el pasar del tiempo fueron cambiando, tratándose de adaptar a un negocio que cada día sufría más para llenar sus salas.
“Muchos cines, como el Cinema Latino, fueron decayendo con la entrada de las películas VHS, con la comodidad de ver una película en casa. Con ello tuvieron que ver cómo podían seguir generando ingresos, traer gente. Es muy común encontrar que cines que proyectaban cine de arte terminaron siendo cine porno”, detalló el docente.
El inmueble luce en la infraestructura el paso de los años. El letrero principal, el que anuncia las películas, está oxidado de la base, las paredes de ambos lados descarapeladas, mientras que las pintas con graffiti parecen ir en aumento, sin embargo, pese a ello, el espectáculo no se ha detenido y tiene hora específica, a partir de las doce y media del día una de las puertas metálicas se abre para dejar pasar a los pocos clientes que esperan afuera, hombres de la tercera edad en su mayoría, que buscan pasar un rato agradable en un espacio que se resiste a morir.
“Yo vengo desde La Gloria, tengo que venir al Centro a surtir las medicinas que ocupo. Ya que hago lo que tengo que hacer me vengo un rato para acá, estaciono el carro y me bajo a ver una película, a veces solo, aunque prefiero venir con una amiga”; nos platicó Manuel, un señor de avanzada edad que frecuenta el cine.
La industria de los cines de antaño, aquellos que fueron en su momento la atracción principal de la ciudad ha ido en decremento, de algunos sólo queda una infraestructura dañada, mientras que de otros el recuerdo.
El Cinema Latino por su lado sigue en movimiento, con vida, gracias a una parte del cine del que poco se habla o se quiere hablar, el cine porno, el cual al final del día es un género más, un género que se consume en todo el mundo desde millones de hogares y que este lugar reproduce día a día, apelando a la butaca, a la experiencia de asistir al cine.