El objetivo de ella y otras madres que han perdido a sus familiares, está centrado en localizar fosas clandestinas con cuerpos de las víctimas de la violencia e inseguridad, fenómeno que en el estado de Tamaulipas se ha enseñoreado hace más de una década.

Por: Lucía Calderón

CDMX.- “Yo te voy a ayudar, lo vamos a buscar y te lo voy a entregar”, estas fueron las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador a la madre que se le hincara pidiéndole el regreso de su hijo, durante el evento del Sistema Nacional de Búsqueda.

María Isela Valdez Chaidez es una madre desplazada, relató en una entrevista por vía telefónica a Notimex, el secuestro de su hijo Roberto Quiroa Flores Valdez, de 28 años, ocurrido el 10 de marzo de 2014 en la colonia Las Fuentes de Reynosa, Tamaulipas, la ha llevado a convertirse en una activista y hoy teme que pueda ocurrirle lo mismo que a Miriam Rodríguez, quien fue asesinada tras denunciar y perseguir a los asesinos de su hija.

El objetivo de ella y otras madres que han perdido a sus familiares, está centrado en localizar fosas clandestinas con cuerpos de las víctimas de la violencia e inseguridad, fenómeno que en el estado de Tamaulipas se ha enseñoreado hace más de una década.

“Tenemos ese problema con ellos que no quieren que busquemos, que no hagamos nada”, dice al referirse al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca y al fiscal Irving Barrios, así como a la fiscal Elizabeth Almanza, por lo que durante la breve conversación con el presidente, le expuso que tiene miedo de que la maten y por eso se encuentra desplazada viviendo en la Ciudad de México.





María Isela acude a Tamaulipas con protección especial, para continuar su labor de búsqueda, asignada por las autoridades federales para que la protejan.

“Nos mandan a amenazar, tuvimos que interponer una denuncia en el Ministerio Público de Miguel Alemán contra la fiscal, fuimos ocho las víctimas que decidimos denunciar porque fuimos acosadas, tanto por otras víctimas, como por los guaruras de la fiscal”, aseguró.

Detalló que el gobierno del estado les había asignado unos policías para que las cuidaran, y resultó que estaban acusados de secuestro, por lo que rechazaron la vigilancia. “No tenemos confianza, por eso es que las víctimas no denuncian. ¿Por qué vamos a esperar a que nos pase lo que le pasó a Miriam?"

Como se recordará, el 10 de mayo de 2017, en San Fernando, Tamaulipas, fue asesinada Miriam Rodríguez, otra activista, cuya hija fue desaparecida y fue su madre quien localizó sus restos. Miriam había denunciado ante la subsecretaria de Gobierno, Gloria Garza Jiménez, su temor a ser asesinada por los reos que habían escapado del penal localizado en la capital del estado, pese a ello no pudo evitarse que la atacaran y muriera.

Valdez Chaidez va explicando por qué de la insistencia para que el presidente, con quien se han reunido tres veces, gire instrucciones a su equipo y atiendan la solicitud de identificar todos los restos que permanecen en fosas comunes en los panteones de Tamaulipas, así como las fosas clandestinas.

Y especialmente pidió a Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, a quien López Obrador le dio instrucciones de que la atendiera, que se dediquen recursos a obtener el ADN de todos los restos que el gobierno del estado ha concentrado en un panteón forense ubicado en el municipio de Miguel Alemán.

A continuación, María Isela relata las conversaciones con el dueño de la funeraria en esa frontera, quien se ha encargado del traslado de todos los cuerpos que son abandonados frente a su establecimiento.

“Nosotros tenemos un año pidiendo respuestas, no han identificado a nadie, ni han entregado sus restos a sus familiares. Hay más de 300 cuerpos en Miguel Alemán, donde se conserva la práctica de dejar cuerpos frente a la funeraria”, mencionó.

Explica que la exalcaldesa, Rosa Isela Corro, donó un predio municipal para la instalación del panteón forense, que primero fueron tres fosas comunes donde por lo menos se enterraron 300 cuerpos. Ahí hay restos de policías, soldados y marinos, además de presuntos delincuentes y víctimas, “porque vimos cuerpos con uniformes”, explica.

“Fuimos con el de la funeraria, nos decía que los cuerpos y restos los envolvía en plásticos, todos los días aventaban cuerpos y cuerpos, ahora todos esos restos fueron limpiados y los huesos se guardaron en unas cajas de cartón, pero se desconoce a quiénes pertenecen, los ponen en nichos en calidad de desconocidos”, abundó.

María Isela expone que ella encabezó la búsqueda de unos restos, que resultaron ser tres cadáveres calcinados, de dos mujeres y un hombre, solicitaron ayuda a las autoridades estatales para seguir buscando, pero no les atendieron.

“Estaban en el rancho que está detrás del aeropuerto en Reynosa. Es propiedad de 'El Toro', líder del Cártel del Golfo. En una noria encontramos el cráneo de Yulisa Macías Gallegos de 20 años, desapareció en noviembre de 2017.

"Tardaron más de un año en entregarle los restos a su mamá, en dos cajitas se los entregaron, y ella los enterró en un panteón ejidal en Rancho Grande. Ahora quiere que los exhumen para verificar si se trata de los restos de su hija”, dijo.





Historias como la anterior, son contadas una y otra vez por María Isela, quien espera que ahora sí por orden presidencial, se les atienda su petición de revisar todas las fosas comunes, clandestinas y Semefos del estado de Tamaulipas para identificar los restos, donde esperan encontrar a sus familiares desaparecidos. (Notimex)