Yo vivo de cooperaciones y si pinto a güeyes que no conoce la gente, pues no me dan dinero . Yo pinto para que me den feria”.

Si algo han perdido con el paso del tiempo los artistas, sean locales, nacionales e internacionales -sea de la rama que sean- es la sinceridad, pero la de verdad, no ésa que a veces buscan reflejar en fotos de estudio o discursos elaborados.

Cuando escuchamos entrevistas o leemos lo que dicen algunos cantantes o bandas musicales, de las palabras más comunes de oír son las que componen esa frase que siempre se hace presente: “mi propuesta es totalmente honesta”, provocando que algunos otros se pregunten “qué es honesto y qué no lo es”.

Para muchos, fueron honestos los Beatles, quienes en sus inicios tuvieron una declaración del mismoPaul McCartney, al señalar que los oriundos de Liverpool sólo querían ser millonarios, famosos, y vender un chingo de millones de discos.

Lo anterior, tan sólo como ejercicio introspectivo acerca de lo raro que es ver u oír ese tipo de declaraciones.

Guardando proporciones, y aterrizando el tema de lo general a lo particular, bien nos podemos preguntar ¿qué tienen que ver entre sí la Mona Lisa, Albert Einstein, Joan Sebastian, José José, Frida Kahlo, Jack Sparrow?

—¡Nada!, de inmediato nos dice nuestra mente.

Y sí, definitivamente nada, porque está claro que Joan Sebastian no se inspiró en la sonrisa y mirada de la musa de Leonardo da Vinci para componer ‘Tatuajes’, y sí en el cuerpo de Maribel Guardia. El personaje de Jack Sparrow tampoco está basado en la aguardentosa voz de José José. Y Einstein tampoco se volcó sobre el cuerpo de Frida para descubrir la teoría de la relatividad.

No, ese algo o ese alguien que une a todos esos personajes, por mencionar sólo a algunos, es un hombre que los reinventa de sus manos, y le quita el trabajo a la fotomecánica y la reproducción en serie, para el mismo plasmar -en las banquetas de cemento- cientos de rostros desde el pulso de su mano, dedicándoles a cada uno de ellos cerca de 3 horas de esfuerzo, equipado con lo rústico de unos gises y colores, redituándole cada dibujo hasta mil pesos de cooperación.



Él es el tijuanense Edgar Omar Lopez Preciado, 28 años de edad, un joven que debido a su estampa, ha recibido -como él lo dice- el rechazo de decenas de personas, sólo por verlo tatuado, con expansiones y con “rastas” en su cabello. “Me han sacado de restaurantes a los que he ido a comer, porque piensan que soy un delincuente”.

Sin embargo, ese joven que dice no regirse por sistema alguno, y que no tiene jefe que le mande, sin tener un trabajo como la mayoría de la población lo tenemos, ha recorrido ya más de una decena de países en nuestro continente, gracias a dedicarse a lo que le gusta: ser libre.

“Yo soy sincero, y aquí en la calle, mucha gente anda diciendo que valgo madre, pero si supieran. La neta yo pinto, por ejemplo a Joan Sebastian, no tanto porque sea su fan, sino porque lo conocen las personas, y yo vivo de cooperaciones y si pinto a güeyes que no conoce la gente, pues no me dan dinero . Yo pinto para que me den feria”.



Y es que al ver su trabajo -ése que le da la oportunidad de vivir esa vida que él eligió- ya sea al pasar por la 5 y 10, en el Malecón de Playas, o el parque Teniente Guerrero, se quedan sorprendidos con lo plasmado de este artista urbano.

“Todos sabemos hacer algo en esta vida, si cantas, canta; si bailas, baila; si pintas, pinta. Lo que sepas hacer, hazlo, pero que te guste. Si no te gusta trabajar no lo hagas, tienes que estar feliz contigo, porque es lo único que importa en esta vida, la felicidad. No importa la ropa, los bienes materiales, porque eso se acaba”.



Al final, Edgar Omar destaca de aquellos artistas que viven para las presentaciones, cócteles, o las reseñas de los críticos, pero sobre todo, destaca de aquellas personas que cuentan con esos miedos tan infundados en su ser, que no les permiten tener esa libertad de la que el ser humano tanto busca.

La obra completa de Egdar puede ser vista en el Facebook, al buscarlo bajo el nombre de Naitoreido Cia.