Tras su presentación, al legislador Abel Murrieta contadas veces se le ha visto por la entidad. El regalo de Ochoa Reza se convirtió en un fantasma para los priistas… que aparecía muy de vez en cuando.

Por Alberto Sarmiento Reyes
El pasado 19 de diciembre, en víspera de Navidad, Enrique Ochoa Reza, líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), trajo de regalo a los priistas de Baja California el nombramiento del nuevo delegado de la dirigencia nacional del tricolor.

Se trató de la designación del diputado federal Abel Murrieta Gutiérrez. Su consigna era encabezar los trabajos de la renovación de la estructura del tricolor tras la debacle electoral y el desgaste mayor de su dirigente estatal, Chris López Alvarado.

Era la segunda gira de trabajo que Ochoa Reza realizaba por la entidad y en ella cumplió la promesa de nombrar a su representante ante el priismo bajacaliforniano.

Pero tras su presentación, al legislador Abel Murrieta contadas veces se le ha visto por la entidad. El regalo de Ochoa Reza se convirtió en un fantasma para los priistas… que aparecía muy de vez en cuando.

Las exigencias para renovar la dirigencia y estructuras del maltrecho partido fueron creciendo en proporción directa a la ausencia de quien debiera encargarse se ello.

Los sectores y organizaciones priistas buscaron infructuosamente al diputado federal sonorense para plantearle propuestas, reclamos o exigencias de cara a la necesaria renovación del tricolor. Pero el fantasma no apareció.

Apenas hace unas semanas, Abel Murrieta dio señales de vida. Pero el fantasma no asustó a priista alguno.

Ya con los tiempos encima y la presión a punto de desbordarse del priismo, el delegado del CEN del PRI inició lo que intentó ser un nuevo madruguete para el priismo: impulsar a Lauro Aréstegui Verdugo como dirigente estatal del PRI.

En alianza con la también diputada federal, Nancy Sánchez Arredondo, el delegado fantasma pretendió justificar meses su trabajo con una maniobra de último momento… pero le falló.

Sin embargo, Abel Murrieta se ha dado a la tarea de “operar” la propuesta de Nancy Sanchez y avalada por el embajador Fernando Castro Trenti… pero no lo lo hace con alguna aparición fantasmal… sino por medio de llamadas telefónicas.

En los días recientes y ante la inminente publicación de la convocatoria para renovar la dirigencia estatal —se espera que ello ocurra este día—, Abel Murrieta se ha dado a la tarea de hacer llamadas de manera selectiva a integrantes de la llamada clase política priista… el objetivo es “planchar” la imposición de Lauro Aréstegui.

Pero lejos de asustarles, el delegado fantasma ha logrado un malestar casi generalizado entre los priistas. Hoy la exigencia es que sea retirado del cargo, el mismo que en los hechos no ha asumido.

“Debemos sacar del PRI a quienes nos avergüenza…”, dijo Abel Murrieta cuando rindió protesta como delegado del CEN priista en la entidad en medio de abucheos tanto para su hoy aliada, Nancy Sánchez como para Chris López.

Hoy, es el priismo bajacaliforniano el que se avergüenza de su delegado fantasma y seguramente será despedido con abucheos y rechiflas llegado el momento… a menos que antes lo rescate Enrique Ochoa Reza.