Un grupo, que no pasaba de 10 personas, se dio cita a la sesión celebrada ayer en Mexicali con el único propósito de lanzarle críticas y gritos cuando hizo uso de la tribuna.
Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex
Catalino Zavala Márquez cosechó ayer una pequeña parte de lo que ha sembrado en su quinta ocasión que llega al Congreso del Estado.
Un grupo, que no pasaba de 10 personas, se dio cita a la sesión celebrada ayer en Mexicali con el único propósito de lanzarle críticas y gritos cuando hizo uso de la tribuna.
Con pancartas, los manifestantes, que dijeron ser de Tijuana, mostraban su rechazo al legislador del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA): “Tracalino vividor”, “Ratalino… nadie te quiere”, “Fuera vividor…”.
Las consignas se dirigieron solo en contra de Catalino, así que no quedó duda que se trataba de una consigna vaya usted a saber orquestada por quien.
Desde enero pasado, al calor de las manifestaciones de rechazo al gasolinazo, el grupo Mexicali Resiste se apropió de la inconformidad ciudadana y se abrogó el derecho de tomar edificios públicos. Pero ha sido el Congreso del Estado el objetivo principal y permanente de este grupo identificado con la izquierda más radical de la entidad.
Conforme este movimiento se fue aislando de la ciudadanía, sus irrupciones en el recinto legislativo se volvieron el pan de cada sesión. De hecho secuestraron al Congreso del Estado, ante la pasividad de los legisladores.
Curiosamente, este movimiento arremetía directamente contra los diputados del Partido Acción Nacional (PAN) y centraban sus exigencias en temas locales, cuando el origen de la inconformidad ciudadana era contra el alza de los energéticos, un tema eminentemente federal y que tocaría a los diputados de Partido Revolucionario Institucional (PRI) recibir los cuestionamientos.
Los radicales integrantes de Mexicali Resiste nunca cuestionaron el trabajo de Catalino Zavala.
Sin tener una fuente de recursos visible y sin el respaldo popular, este movimiento se ha mantenido activo por espacio de cinco meses, y aunque se ha ido apagando, la pregunta que salta es cómo le hacen para mantener su “lucha”.
Sin comprobarse, en el recinto legislativo se tenía la certeza que cada uno de quienes participaban en la toma del Congreso y reventaron algunas de las sesiones estaban motivados por un apoyo económico del orden de los 500 pesos diarios y por manifestante. Y sí, la mirada de los legisladores apuntaban hacia MORENA, en especial hacia Catalino Zavala.
Las versiones de que el partido de Andrés Manuel López Obrador estaba detrás de este movimiento crecían día a día, pero hace apenas unos día el dirigente estatal de MORENA, Jaime Bonilla Valdez, dijo que estaban abiertos a recibir en sus filas a Mexicali Resiste. Se acabaron las especulaciones.
Ya debilitado ese movimiento, alguien le mandó un mensaje ayer a Catalino Zavala… y no le gustó. Pero el pasado coloca a este personaje sin la menor credibilidad para hacer frente a estos ataques orquestados. Diputado por quinta ocasión, tres por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y aunque sus inicios juveniles fueron en un movimiento de izquierda dedicado a la invasión de predios, como era común en los 80´s en Tijuana. Siendo de izquierda, fue el principal aliado del primer gobenador panista de la entidad, Ernesto Ruffo Appel.
Obtuvo posiciones y privilegios al convertirse en el fiel de la balanza e inclinarse hacia el panismo. Casi expulsado del PRD, no tuvo escrúpulo alguno en volverse priista. Impulsando por Fernando Castro Trenti, fue diputado por cuarta ocasión y luego secretario gobierno en el ayuntamiento de Playas de Rosarito, en el corrupto trienio de Javier Robles Aguirre.
Con el PRI a la baja, Catalino regresó en el 2015 a la izquierda, ya sea por iniciativa o como parte de la estrategia de un sector priista que tiene encendida una veladora con “el diablo” y otra con AMLO.
Así que ante los gritos, seguramente también financiados, de “tracalino”, “vividor”, “ratalno”, el aludido legislador no tenía argumentos para responder… su pasado lo condena.
Catalino Zavala Márquez cosechó ayer una pequeña parte de lo que ha sembrado en su quinta ocasión que llega al Congreso del Estado.
Un grupo, que no pasaba de 10 personas, se dio cita a la sesión celebrada ayer en Mexicali con el único propósito de lanzarle críticas y gritos cuando hizo uso de la tribuna.
Con pancartas, los manifestantes, que dijeron ser de Tijuana, mostraban su rechazo al legislador del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA): “Tracalino vividor”, “Ratalino… nadie te quiere”, “Fuera vividor…”.
Las consignas se dirigieron solo en contra de Catalino, así que no quedó duda que se trataba de una consigna vaya usted a saber orquestada por quien.
Desde enero pasado, al calor de las manifestaciones de rechazo al gasolinazo, el grupo Mexicali Resiste se apropió de la inconformidad ciudadana y se abrogó el derecho de tomar edificios públicos. Pero ha sido el Congreso del Estado el objetivo principal y permanente de este grupo identificado con la izquierda más radical de la entidad.
Conforme este movimiento se fue aislando de la ciudadanía, sus irrupciones en el recinto legislativo se volvieron el pan de cada sesión. De hecho secuestraron al Congreso del Estado, ante la pasividad de los legisladores.
Curiosamente, este movimiento arremetía directamente contra los diputados del Partido Acción Nacional (PAN) y centraban sus exigencias en temas locales, cuando el origen de la inconformidad ciudadana era contra el alza de los energéticos, un tema eminentemente federal y que tocaría a los diputados de Partido Revolucionario Institucional (PRI) recibir los cuestionamientos.
Los radicales integrantes de Mexicali Resiste nunca cuestionaron el trabajo de Catalino Zavala.
Sin tener una fuente de recursos visible y sin el respaldo popular, este movimiento se ha mantenido activo por espacio de cinco meses, y aunque se ha ido apagando, la pregunta que salta es cómo le hacen para mantener su “lucha”.
Sin comprobarse, en el recinto legislativo se tenía la certeza que cada uno de quienes participaban en la toma del Congreso y reventaron algunas de las sesiones estaban motivados por un apoyo económico del orden de los 500 pesos diarios y por manifestante. Y sí, la mirada de los legisladores apuntaban hacia MORENA, en especial hacia Catalino Zavala.
Las versiones de que el partido de Andrés Manuel López Obrador estaba detrás de este movimiento crecían día a día, pero hace apenas unos día el dirigente estatal de MORENA, Jaime Bonilla Valdez, dijo que estaban abiertos a recibir en sus filas a Mexicali Resiste. Se acabaron las especulaciones.
Ya debilitado ese movimiento, alguien le mandó un mensaje ayer a Catalino Zavala… y no le gustó. Pero el pasado coloca a este personaje sin la menor credibilidad para hacer frente a estos ataques orquestados. Diputado por quinta ocasión, tres por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y aunque sus inicios juveniles fueron en un movimiento de izquierda dedicado a la invasión de predios, como era común en los 80´s en Tijuana. Siendo de izquierda, fue el principal aliado del primer gobenador panista de la entidad, Ernesto Ruffo Appel.
Obtuvo posiciones y privilegios al convertirse en el fiel de la balanza e inclinarse hacia el panismo. Casi expulsado del PRD, no tuvo escrúpulo alguno en volverse priista. Impulsando por Fernando Castro Trenti, fue diputado por cuarta ocasión y luego secretario gobierno en el ayuntamiento de Playas de Rosarito, en el corrupto trienio de Javier Robles Aguirre.
Con el PRI a la baja, Catalino regresó en el 2015 a la izquierda, ya sea por iniciativa o como parte de la estrategia de un sector priista que tiene encendida una veladora con “el diablo” y otra con AMLO.
Así que ante los gritos, seguramente también financiados, de “tracalino”, “vividor”, “ratalno”, el aludido legislador no tenía argumentos para responder… su pasado lo condena.
