El PRI de Baja California le apuesta a contener las derrotas en los comicios y que durante la gestión de Chris López Alvarado se volvieron “el pan nuestro cada elección”.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex



De cara a la XXI Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a celebrarse el próximo 12 de agosto, el priismo de Baja California enfrenta el enrome reto de evitar que ligue un tercer descalabro electoral en el 2018 en fila.



Con el ex diputado local David Ruvalcaba Flores como su nuevo dirigente estatal, el PRI de Baja California le apuesta a contener las derrotas en los comicios y que durante la gestión de Chris López Alvarado se volvieron “el pan nuestro cada elección”, y sí, tal cual, el priismo fue derrotado por el panismo de manera contundente en las más recientes elecciones.



Basta recorrer las posiciones de elección popular que ostenta el PRI en la entidad, para darse cuenta de la herencia del ahijado político de Manlio Fabio Beltrones Rivera.



En estos momentos, como le ocurre al priismo nacional, ostenta en Enrique Peña Nieto la presidencia de la república, tras su triunfo en los comicios del 2012.



Sin embargo, en esa elección, aunque Peña Nieto ganó en la entidad, el PRI se quedó sin representante en el Senado de la República, algo que no había ocurrido en la historia política de la entidad para el tricolor.



Hoy los panistas Ernesto Ruffo Appel y Víctor Hermosillo Celada,  y el entonces abanderado del Partido del Trabajo, en alianza con el de la Revolución Democrática, Marco Antonio Blazquez Salinas, despachan como senadores en la república.



Pero ya en las elecciones que le tocaron encabezar a Chris López, cuando fue designado dirigente estatal del tricolor, el balance fue desastroso y hoy el priismo vive las consecuencias.



A nivel federal, en la Cámara de Diputados, el PRI no pudo colocar un sólo legislador que haya contendido en algún distrito electoral. El PAN se alzó con carro completo en el 2015.



El PRI debió conformarse con una posición en la persona de la mexicalense, Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, quien había perdido la elección a senadora en el 2012. Es el único espacio legislativo a nivel federal que tiene el priismo de Baja California.



Apenas el año pasado, el PRI sufrió otra estrepitosa derrota de la mano de Chris López.



A consecuencia de ello, el PRI apenas ganó la alcaldía en dos de los cinco municipios. Tecate con Nereida Fuentes, y en Ensenada, con Marco Novelo Osuna, aunque en este caso su apretado triunfo se le reconoce más por su amistad con el gobernador panista Francisco Vega de Lamadrid, que al respaldo de, priismo porteño.



Pero aún con los triunfo en esos municipios, la representación priista en sus respectivos Cabildo es pobre debido a que contendió en alianza con otras fuerzas políticas, como el PT, Partido Nueva Alianza (Panal) y Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM).



En Ensenada, el PRI tiene tres regidores Bertha Martínez, Ricardo Medina Fierro y Samuel Albestraín, los dos últimos identificados con el ex alcalde Gilberto Hirata Chico.



En Tecate, con todo y que el PRI ostenta la alcaldía, tiene solo dos regidores en las personas de Litbeth Flores y Daniela Caballero, ésta última cercana al ex alcalde César Moreno.



Con todo y sus pocas posiciones, tanto Nereida Fuentes como Marco Novelo tienen mayoría asegurada en base a las alianzas de su partido.



Pero en Tijuana, Playas de Rosarito y Mexicali, el priismo navega contra corriente.



En Tijuana, donde el PRI quedó en tercer lugar de las preferencias electorales, apenas son dos los priistas en el Cabildo, Julieta Aguilera Castro y Eligio Valencia López; en Playas de Rosarito los votos apenas les alcanzó para tener una regidor en la persona de Ana Claudia Araujo.



En Mexicali, gobernada por el panista Gustavo Sánchez, el PRI tiene dos ediles: Samuel Ramos y Javier Cital.



En el Congreso del Estado, el PRI ostenta cinco de 25 posiciones con Alejandro Arregui Ibarra, Bernardo Padilla Muñoz, Marco Corona Bolaños Cacho, Patricia Ríos López y Benjamín Gómez.



Nunca como antes el priismo de Baja California ha contado con tan pocos espacios de elección popular.



Esos fríos y pobres números son el legado de Chris López y a la vez el reto de David Ruvalcaba Flores.