La Presidencia de la República no tiene partido ni privilegia sindicatos, organizaciones y grupos de intereses creados.

CDMX.- “La economía está en marcha; aún crece poco, pero no hay ni asomo de recesión como quisieran adversarios conservadores o pronostican con mala fe sus analistas. Se van a quedar con las ganas”.

Así lo señaló esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador en su discurso por los 100 días de su gobierno.

A mediados de año, dijo, se contará en México con el marco legal indispensable para llevar a la práctica la Cuarta Transformación de la vida pública del país. Se ha logrado con el apoyo de legisladores de todos los partidos, reconoció.

En su informe trimestral aclaró que la Presidencia de la República no tiene partido ni privilegia sindicatos, organizaciones y grupos de intereses creados.

“El gobierno es de todos los mexicanos y su función es hacer valer la justicia y buscar el bienestar y felicidad del pueblo”.

Insistió en su dicho de que “al margen de la lal ley nada y por encima de la ley nadie” y resaltó el respeto de su gobierno a autonomías de otros poderes y niveles de gobierno, lo que se mantendrá a lo largo del sexenio.





Dijo que seguirá la política de mandar obedeciendo y por eso las consultas en los temas del aeropuerto y la termoeléctrica de Morelos.

Cuando parecía que todo estaba perdido, asentó López Obrador, la gente decidió por un cambio de régimen.

Acabar con influyentismo, sobornos y burocratismo permitirá que la inversión se aplique pronto y con eficiencia.

Indicó que la relación con Estados Unidos ha sido cordial, con diplomacia y comunicación permanente.

El gobierno de México no está a favor del uso de la fuerza para contener la migración, sino de tender las causas que la originan.

Estados Unidos mantiene el compromiso de invertir 2 mil 500 millones de dólares en centroamérica y 4 mil 800 millones de dólares en proyectos productivos en México, como parte de la política de crear cortinas de desarrollo de Sur a Norte y convertir la migración en voluntaria, no un acto forzado por la carencia e inseguridad.