TEHERAN, IRÁN - Un atentado suicida con bomba contra un autobús que transportaba personal de la fuerza de la Guardia Revolucionaria paramilitar de élite de Irán, mató al menos a 20 personas e hirió a 20 en el sureste del país, informaron medios estatales, según los reportes de la agencia AP.

No hubo una demanda inmediata de responsabilidad por el ataque, que se produjo el día de una conferencia dirigida por Estados Unidos en Varsovia que incluyó discusiones sobre lo que Estados Unidos describe como la influencia maligna de Irán en todo el Medio Oriente. También se produce dos días después de que Irán cumpliera 40 años de su Revolución Islámica de 1979.

La agencia estatal de noticias IRNA, citando lo que describió como una "fuente informada", informó sobre el ataque a la Guardia en la provincia de Sistan y Baluchistán de Irán.

La provincia, que se encuentra en una importante ruta de tráfico de opio, ha visto choques ocasionales entre las fuerzas iraníes y los separatistas baluches, así como los narcotraficantes.

La Guardia es una gran potencia económica y militar en Irán, que responde solo al líder supremo del país, el ayatolá Ali Khamenei. Más tarde emitió un comunicado diciendo que un vehículo cargado de explosivos apuntaba a un autobús que transportaba guardias fronterizos afiliados a su fuerza.

Si bien Irán ha estado involucrado en las guerras que envuelven a Siria y al vecino Irak, en gran parte ha evitado el derramamiento de sangre que asola la región. En 2009, más de 40 personas, incluidos seis comandantes de la Guardia, murieron en un ataque suicida de extremistas sunitas en las provincias de Sistan y Baluchistán. Jundallah, un grupo extremista sunita que sigue activo en la región en la frontera de Irán con Pakistán, se responsabilizó de ese ataque.

Más recientemente, otro grupo extremista sunita conocido como Jaish al-Adl vinculado a al-Qaida, secuestró a 11 guardias fronterizos iraníes en octubre. Cinco más tarde fueron devueltos a Irán y seis permanecieron recluidos.

Un ataque coordinado del 7 de junio de 2017 al Estado Islámico contra el Parlamento y el santuario del ayatolá Ruhollah Jomeini, el líder de la Revolución Islámica de Irán. Al menos 18 personas murieron y más de 50 resultaron heridas.

Y más recientemente, un ataque a un desfile militar en septiembre en el suroeste de Irán, rico en petróleo, mató a más de 20 e hirió a más de 60.

Los ataques se producen cuando los funcionarios iraníes han dicho que culpan a Arabia Saudita y a Estados Unidos por incitar a la disidencia en el país. El presidente Donald Trump, quien hizo campaña con la promesa de romper el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales, retiró a Estados Unidos del acuerdo en mayo pasado. Desde entonces, las Naciones Unidas dicen que Irán ha mantenido su parte del trato, aunque los funcionarios iraníes han amenazado cada vez más con reanudar el enriquecimiento.

En medio de las nuevas tensiones, la economía ya debilitada de Irán ha sido desafiada aún más. También ha habido protestas esporádicas en el país, incidentes aplaudidos por Trump en medio del enfoque maximalista de Washington hacia Teherán.

Khamenei, quien aprobó anteriormente la difusión del presidente Hassan Rouhani a Occidente durante las negociaciones del acuerdo nuclear, rechazó cualquier trato futuro con los Estados Unidos.

"Acerca de los Estados Unidos, la resolución de cualquier problema no es imaginable y las negociaciones con él no traerán nada más que daño material y espiritual", dijo Khamenei en un comunicado.

La cumbre de Varsovia, que comenzó el miércoles, se fijó inicialmente para centrarse completamente en Irán. Sin embargo, EE. UU. Posteriormente lo hizo sobre el Medio Oriente en general, para impulsar la participación.

El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, predijo que la cumbre de Varsovia no sería productiva para Estados Unidos

"Creo que está muerto al llegar o muerto antes de la llegada", dijo en una conferencia de prensa antes del atentado.