Las exigencias de los empresarios tijuanense, en materia de seguridad, son una presión muy fuerte, y que pone a trabajar a las autoridades a marchas forzadas y con eficiencia.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex



Es evidente que la detención de uno de los implicados en el asalto a mano armada en el Restaurante La Espadaña de Tijuana, cometido la noche del domingo 26 de agosto, confirma que la voz de los empresarios es la que más peso tiene cuando se trata de exigir a las autoridades.



Apenas una semana después del asalto que se convirtió en la gota que rebasara el vaso lleno de tanta violencia e inseguridad, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana. lograron presentar un avance sustancial del caso, con un detenido y teniendo en la mira a sus cómplices.



Por más que se pretenda minimizar, es evidente que la condena inicial y la posterior exigencia de los empresarios tijuanense fue una presión muy fuerte que puso a trabajar a las autoridades a marchas forzadas y con eficiencia.



Con el cometido a La Espadaña, sumaban ya tres los asaltos contra restaurantes, lo que obligó a que el dirigente estatal de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Miguel Ángel Badiola Montaño, lanzara un “ya basta” y el “no más pretextos”, emplazando al gobierno del alcalde Juan Manuel Gastélum Buenrostro a dar resultados en el rubro de seguridad.



Se trató de un respuesta efectiva y expedita, como la que espera todos y cada uno de los tijuanenses que han sido víctimas de un delito… pero es prácticamente difícil que ello ocurra.



Con evidente preocupación porque la llamada zona blindada del distrito gastronómico de Tijuana fuera burlado por asaltantes y llegasen hasta el interior del emblemático restaurante, los empresarios no solo han logrado una investigación rápida sino que también el compromiso de las autoridades de los tres órdenes de gobierno de reforzar ese blindaje.



Obviamente los empresarios deben velar por los intereses de su sector, y ese es el papel de sus líderes, que unidos han logrado ejercer la mayor presión que han sufrido tanto el alcalde como el gobernador del estado.



Sin embargo, los empresarios deben entender que bajar la guardia o quintar el dedo del renglón, es decir, dejar de lado las exigencias de un plan emergente y un cambio hacia una estrategia efectiva, no debe ser el camino sin correr el riesgo que a la brevedad vuelvan a ser blanco de la delincuencia.



Es claro que, como dijo Badiola, el tema de la inseguridad tiene que ver más con la voluntad que con la capacidad y el caso de La Espadaña lo ha dejado en claro.



Los homicidios siguen sin freno en la ciudad de Tijuana, pero la incidencia delictiva igualmente sigue al alza en otros rubros… blindar las zonas turísticas o emblemáticas debe ser parte de una estrategia global.



Hasta donde se pudo observar, el pasado fin de semana, de celebración de Labor Day en el vecino País, registró una buena afluencia de turistas, de suerte que ni la alerta emitida por Estados Unidos o el asalto en el distrito gastronómico tuvo un impacto negativo.



Pero Tijuana es mucho más que su zona turística… a estas alturas las autoridades saben perfectamente cuáles son las colonias con mayor incidencia delictiva… que igualmente reclaman ser atendidas con eficiencia.



La visión de los empresarios deben ser de mayor compromiso con la ciudad, por ello mantener vigente su exigencia hacia las autoridades para que empiecen a dar respuestas a la problemática en inseguridad. El reto de los empresarios es no quitar el dedo del renglón… que por lo visto es el que las autoridades le hacen caso.