El temor que el 2018 sea su tumba política ha empujado a sus dirigentes a aceptar el ultimátum de López Obrador.

Por: Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex
Armando Reyes Ledesma, líder moral del Partido del Trabajo (PT) en Baja California, a imagen y semejanza de su dirigente nacional, Alberto Anaya Gutiérrez, no tiene pudor alguno en brindar el apoyo a la llamada “opción de izquierda”, lo mismo al PRI, que a Morena o al PRD en su momento.

Desde que el grupo liderado por Reyes Ledesma, el PT se ha entregado al mejor postor elección tras elección.

Aunque se supondría que por ser de “izquierda”, su aliado natural sería el Partido de la Revolución Democrática (PRD) o más recientemente el partido que se creó Andrés Manuel López Obrador, es decir el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), en Baja California el PT ha mantenido un amasiato político electoral con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), para ser más precisos, con el ala que encabeza el embajador Fernando Castro Trenti.

Por ello no debe sorprender en lo más mínimo que el Congreso Estatal Ordinario del PT de Baja California, haya confirmado la alianza electoral con MORENA para los comicios federales del 2018, como secuela de la alianza de última hora que logró en el Estado de México.

Y mucho menos causó sorpresa que fueran ratificados en sus cargos Armando Reyes Ledesma, Claudia Agatón Muñiz y Julio César Vázquez Castillo, el tridente que controla el PT en la entidad, aunque para ser exactos es en la zona costa, donde está asentada su presencia.

Serán ellos los que, con otros cinco miembros destacados del PT en la entidad, sean los encargados de armar la alianza con MORENA, representada en la entidad con Jaime Bonilla Valdez, quien estuvo presente en la asamblea de los petistas celebrada ayer.

Y si, desde ahora se da por descontado que Armando Reyes Ledesma será candidato a la diputación federal por el distrito de Ensenada y Julio César Vázquez por uno de Tijuana.

Así operan los dirigentes del PT en Baja California.Baste recordar que el 30 de septiembre de 2012, fue precisamente Reyes Ledesma el encargado de destapar a Fernando Castro Trenti como precandidato a la gubernatura de Baja California, cuando el PRI no iniciaba aún su proceso de selección. Se trató de un madruguete que el hoy embajador orquestó para apuntalar una candidatura que se disputaba con Jorge Hank Rhon. El descontó fue certero… el priismo nacional se fue alineando en torno al entonces diputado federal.

Pero el pago fue muy alto. El PT se quedó con dos de las 13 candidaturas a diputados locales, precisamente en manos de Armando Reyes y Julio César Vazquez. Pero la alianza entre el PT y ese sector del PRI tenía ya para entonces al menos dos elecciones locales… porque los comicios federales al PT le salía la “izquierda” que lleva dentro y optaba por por aliarse con el PRD del entonces Andrés Manuel López Obrador y llevaron al senado al locutor Marco Antonio Blázquez, con quien se distanciaron unos meses después de que el ese entonces empleado de Jaime Bonilla llegara al Senado de la República.

Pero de cara a los comicios federales que se avecinan, la alianza con MORENA representa para el PT la oportunidad de no perder el registro, que en las elecciones federales del 2015 estuvieron a nada de perderlo. Gracias a las facilidades que le diera el Instituto Nacional Electoral (INE) lograron alcanzar el 3.02 por ciento de la votación, gracias a una elección extraordinaria en el distrito 01 de Aguascalientes, donde lograron 14 mil 46 sufragios que les permitieron seguir recibiendo millones de pesos por concepto de partidas a partidos políticos.

El temor que el 2018 sea su tumba política ha empujado a sus dirigentes a aceptar el ultimátum de López Obrador… La pregunta que se deben hacer MORENA y Jaime Bonilla en Baja California es si las posiciones que exigirá el tridente del PT para sí, justifican los 20 mil votos que pudieran aportar al proyecto que encabeza AMLO.

Baste recordar que en los comicios federales del 2015, el PT apenas obtuvo 27 mil 48 votos, contra los 98 mil 434 de MORENA, en su primera participación electoral.