Un cartón publicado en un diario de San Diego, California, hoy está en boca de todos porque las autoridades mexicanas, estatal y municipal, así como no pocos empresarios han expresado su molestia y condena.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex

Ni la alerta decretada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos ubicando a los cinco municipios de Baja California como de riesgo para los ciudadanos estadounidenses, ni los cerca de dos mil muertos que suman en lo que del año en la entidad, han generado una respuesta inusitada como la publicación de un cartón en un diario de San Diego.

En su edición del pasado 29 de agosto, San Diego Union Tribune publicó un cartón de Steve Breen, en el que el cartel de bienvenida a Tijuana aparece con innumerables impactos de arma de fuego y manchado de sangre.

Fue una forma muy crítica de su autor de reflejar su visión de la problemática de nuestra ciudad, y que los editores del referido diario decidieran publicarlo en la portada de su edición impresa, igualmente muestra la percepción que tienen de la inseguridad que aqueja a sus vecinos del sur.

¿Cuántos vieron inicialmente ese cartón? Es difícil saberlo.

Pero el cartón hoy está en boca de todos porque las autoridades mexicanas, estatal y municipal, así como no pocos empresarios han expresado su molestia y condena por dicho cartón.

El gobierno del estado, a través de su director de Comunicación Social, Raúl Reynoso Nuño, decidió enviar a Jeff Light, Editor en Jefe del San Diego Union Tribune, una carta en la que de “De manera cordial y particularmente con respeto a la libertad de expresión que merece la profesión periodística, le comunico que el Gobierno de Baja California que encabeza el Gobernador Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, ha observado con particular atención el cartón de Steve Breen que se publica en la portada del diario San Diego Union Tribune, del día 29 de agosto del año en curso, porque el dibujo no corresponde a la verdadera imagen de la sociedad tijuanense y su ciudad”, refiere en su entrada la misiva..

Lo mismo hizo el alcalde Juan Manuel Gastélum Buenrostro mediante un desplegado en medios impresos, mostrando su malestar por dicha publicación y alegando la buena vecindad que debiera prevalecer en la región sin menoscabo de la libertad de expresión.

En tanto, el empresario David Saúl Guakil, envió un mensaje a Justin C. Dearborn, CEO Tronc (San Diego Union Tribune), a quien luego de saludar con respeto le plantea que: “La publicación de un cartón que denosta nuestra Tijuana se ha reflejado en una grave ofensa a nuestra comunidad para atentar contra nuestra buena vecindad”.

Para luego agregar: “Me duele que su prestigioso medio SDUT presente una realidad parcial (no la niego los hechos delictivos) sin mostrar el todo. San Diego ha sufrido de secuestros y cuerpos tirados en Otay Mesa (LOS PALILLOS) o bien el consumo de marihuana que nos tiene en riesgo como ciudad de tránsito. Y jamás hemos señalado a San Diego como ciudad de pandillas, porque es injusto y falto de objetividad”. Residente de la vecina ciudad, el empresario tijuanense le refuta: “Nunca veremos a San Diego de manera parcial. El asalto a la Joyería en Fashion Valley para robar Rolex, no es la conducta de los sandieguinos.

Es injusto calificarnos por una arista sin voltear a los ciudadanos y sus negocios exitosos en nuestra ciudad”.

Muchos más empresarios han expresado por redes sociales su molestia por el referido cartón y no pocos se proclaman como portavoces del sentir de indignación y molestia de los tijuanenses.

Pero los tijuanense en su inmensa mayoría están al margen de esa inútil polémica, es más, los pocos que se enteraron de esa publicación ha sido por quienes la han cuestionado, son ellos los que se han encargado de propagar más el “impacto negativo”.

Desgarrarse las vestiduras por el trabajo de un cartonista y del diario en que colabora es un desgaste inútil de tiempo y esfuerzo… la tarea es sencilla: combatir la inseguridad con acciones eficientes y que den los resultados que los tijuaneneses todos quieren… lo demás es una polémica inútil… por decir lo menos.