La realidad alcanzó al joven funcionario. Los más de 550 homicidios violentos en la ciudad son prueba más que suficiente que algo no está funcionando en la estrategia que se ha puesto en marcha para atender el reclamo de seguridad de los tijuanense.

Por: Al SARREY
Se veía venir. El regaño público que el alcalde Juan Manuel Gastelum le hiciera a Marco Sotomayor, en días pasados habrían de debilitar la imagen del encargado de la seguridad pública en la ciudad, en momentos cuando más respaldo debiera tener o, en su defecto, removerle.
Desde su llegada como titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, Marco Antonio Sotomayor Amezcua, se sabía que tenía por delante una tarea monumental y que habría de requerir del apoyo de su jefe, el alcalde Juan Manuel Gastelum Buenrostro, así como de las autoridades aglutinadas en el llamado Grupo de Coordinación de Baja California.
Pero fundamental debía ganarse el respaldo de la corporación que aceptó dirigir. Provenir de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, donde fue subdirector, no era una buena señal, debido al celo profesional que prevalece entre la Policía Municipal y la Estatal Preventiva.
La realidad alcanzó al joven funcionario. Los más de 550 homicidios violentos en la ciudad son prueba más que suficiente que algo no está funcionando en la estrategia que se ha puesto en marcha para atender el reclamo de seguridad de los tijuanense.
El video donde el alcalde propinaba el regaño a su cercano colaborador inundó las redes sociales. Sotomayor fue objeto de escarnio.
El pasado miércoles el presidente del Consejo 2017de Tijuana Agradecida, Xavier Peniche, junto con el alcalde encabezaban la toma de protesta de la mesa directiva de ese organismo que tiene con objetivo reconocer, apoyar e impulsar el mejor desempeño de policías municipales y bomberos. Los mensajes para ser mejores elementos, más comprometidos con la ciudad, se repitieron.
El evento se trataba se levantar la moral de una corporación que está en la primera fila en el combate a la delincuencia, sea organizada o no.
Fue en en ese contexto donde vino el regaño presidencial: “o le mete ganas, o le mete ganas”, dirigidas contra el el Director de la Policía Municipal, Luis Felipe Chan, y contra el secretario Sotomayor. Señalados de estar “quedándose atrás” y provocar la rabia del alcalde, dicho por sus propia boca.
Además de elementos de tropa de la policía como de bomberos, testigos del regaño fueron el secretario de Gobierno, Raúl Felipe Luévano Ruiz, el secretario de desarrollo económico, David Moreno, el tesorero, Ricardo Chavarría, el capitán del cuerpo de bomberos, Luis Gabriel Barrón, el jefe de la unidad canina, Basilio Quiroga, los regidores, Rogelio Palomera, Ivette Casillas, Julieta Castro y Karina del Real, así como los delegados Salvador Lujano y María Gpe. Barrón.
También acudieron: los empresarios Luis Augusto Lutteroth, quien es el presidente saliente de la asociación, Alejandro Salinas, Armando Álvarez, Roberto Castro y David Figueroa.
Seguramente el regaño ya tuvo sus efectos. Pero negativos. Porque al interior de la corporación se ha percibido una debilidad política del secretario Sotomayor y eso le resta liderazgo y autoridad ante los mandos y la tropa.
Incluso al exterior el regaño es retomado por quienes se dicen preocupados por el tema de la inseguridad y tienen los espacios para expresarse.
Un día después del regaño, el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Publica de Baja California, Juan Manuel Hernández Niebla, aprovechó para presionar al presidente municipal Juan Manuel Gastelum Buenrostro, y urgirlo para que establezca un plan de emergencia aplicable en los próximos 90 días, además de un compromiso real y efectivo en materia de seguridad pública.
Y si había duda que la exigencia estaba ligada con el regaño, baste leer el segundo párrafo del comunicado que el ex dirigente empresarial difundió ayer:
Luego del “regaño” público que hiciera el primer edil al secretario de Seguridad Pública en Tijuana, Marco Antonio Sotomayor, entre otros servidores públicos durante un encuentro ciudadano.
Si el regaño era para fortalecer las acciones para combatir la inseguridad, es evidente que lo primero que se ha logrado es debilitar políticamente a quien se le reclama. Es cosa de ver los reportes policiacos para corroborarlo.