Los resultados se convierten en oxígeno puro para el presidente Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de cara a los comicios presidenciales de 2018.

Por: Alberto SARMIENTO REYES
Aunque a lo largo de la jornada electoral que ayer se celebró en Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, todos los candidatos y dirigentes de partidos se declararon ganadores, conforme se fueron conociendo los datos del PREP, se puede reconocer que el triunfo se lo llevaron, al margen de cómo le hicieran uno y otro, el presidente Enrique Peña Nieto y el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador.


El gran perdedor fue el panismo y su dirigente nacional, Ricardo Anaya, que apenas aliando con el perredismo pudo ratificar las tendencias que se venían dando en la elección a gobernador en Nayarit y en Veracruz para renovar 213 alcaldías, pero en el Estado de México sufrió una estrepitosa derrota, mientras que en Coahuila, ni con el descrédito de los Moreira pudieron obtener una victoria contundente.


Los resultados preliminares en el Estado de México y Coahuila, con los priistas Alfredo Del Mazo Maza y Miguel Ángel Riquelme, encabezando o dando la batalla en los conteos, se convierten en oxígeno puro para el presidente Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de cara a los comicios presidenciales de 2018.


Cuestionado por sus detractores, que señalan los eventuales triunfos priistas por ser resultado de una “elección de Estado”, el primer mandatario aún así logró evitar la debacle de su partido, porque aún con las impugnaciones que se esperan en la elección mexiquense y de Coahuila, ha logrado mantener con vida al priismo.


Claro que para lograrlo debió brindar un apoyo extraordinario, incluso por encima de la ley, como lo refieren las acusaciones de todos sus opositores políticos asentados en una infinidad de denuncias ante la FEPADE. El PRI no está muerto y eso es un gran logro a un año de la elección en la que el panorama se tornaba catastrófico para el priismo.


Aún perdiendo la elección en el Estado de México, donde su candidata pelea voto por voto la gubernatura, Andrés Manuel López Obrador sigue apuntalando su tercera candidatura presidencial con triunfos y avances electorales a lo largo y ancho del País. Contender contra todo el aparato gubernamental en la elección mexiquense y proclamarse ganador, es ya un triunfo político. A ello hay que sumarle las alcaldías ganadas en Veracruz, y lo logrado en Coahuila.


Incluso el Partido de la Revolución Democrática (PRD) también puede sentirse ganador. Su candidato a la gubernatura en el Estado de México,Jorge Zepeda, logró repuntar y colocarse en una tercera posición y superar incluso a la panista Vázquez Mota.


Además con los triunfos en la alianza con el PAN en Veracruz y Nayarit, el perredismo comandado por Alejandra Barrales ha logrado colocarse en una mejor posición para negociar su participación en una alianza para los comicios presidenciales del año entrante.


López Obrador tendrá que ver a sus antiguos compañeros con respeto si quiere que le acompañen en los comicios del 2018. pero también el panismo tendrá que negociar con un potencial aliado que ya muchos daban por derrotado. Tal vez solo el PRD no tenga lo suficiente para ganar la presidencia de la república, pero de que será factor determinante quedó demostrado ayer.