Y así como Jaime Bonilla pone, así quita. Y en un juicio sumario determinó que Romero Arizpe votó en contra de los principios del partido, pero principalmente de su dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex
Así como sus candidaturas se determinan por la decisión de su líder moral o en una tómbola, las expulsiones en el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se dan por decreto y en automático por la decisión de sus dirigentes.

Es lo que está viviendo el regidor de Tijuana, Marco Antonio Romero Arizpe, quien llegó al Cabildo cobijado e impulsado por quien era su patrón en una empresa televisiva y también dirigente estatal de MORENA, Jaime Bonilla Valdez.

Pero Romero Arizpe decidió votar a favor de la creación de un comité técnico para elaborar las bases de la licitación pública para concesionar las luminarias, una propuesta impulsada por la mayoría panista que encabeza el alcalde Juan Manuel Gastélum Buenrostro, respaldada también por los regidores del PRI, Julieta Aguilera Castro y Eligio Valencia López.

Y así como Jaime Bonilla pone, así quita. Y en un juicio sumario determinó que Romero Arizpe votó en contra de los principios del partido, pero principalmente de su dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador.

El líder estatal de MORENA ya decreto la expulsión del regidor y se deslindó del voto emitido.

Como su referente nacional, Jaime Bonilla tiene una visión muy particular sobre la imagen de su partido, siente que esa “inmaculada” imagen ha sido manchada por el actuar de Romero Arizpe.

Tal vez tenga razón en que el voto de su aún regidor contraviene los principios “populares y nacionalistas” de su partido. O seguramente Jaime Bonilla tiene alguna información más precisa sobre los motivos que llevaron a Romero Arizpe a apoyar al PAN, cuando la instrucción recibida y acatada desde que asumió funciones fue de ser oposición permanente.

Algo similar le ocurrió a Jaime Bonilla con otro de sus incondicionales, el hoy senador Marco Antonio Blasquez Salinas, a quien impulsó para llegar a la cámara alta.

Ya instalado en el poder, el locutor estrella de su cadena de televisión por cable, decidió votar a favor de las leyes secundarias de la Reforma de Telecomunicaciones del Presidente Enrique Peña Nieto y “traicionar” a quien lo llevó a ocupar una curul en el Senado, en alusión a López Obrador.

Vaya coincidencia. Dos incondicionales de Jaime Bonilla le fallen en temas torales para los principios de MORENA.

Hechos a su imagen y semejanza, tanto Blázquez como Romero Arizpe crecieron profesional y políticamente al amparo de Jaime Bonilla.

No será que lejos de traicionar los principios de MORENA, ambos se hayan destacado por superar a su mentor en eso de desenvolverse en la política.

Como le ocurre a su dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador, a Jaime Bonilla se le complica el discurso de defender la inmaculada imagen de su partido, cuando como en el caso del dirigente estatal cuenta con antecedentes que oscurecen su carrera política y empresarial y han empañado su liderazgo en MORENA.

¿No será que en MORENA tiene más peso el cuestionado pasado de sus dirigentes que los principios que de su plataforma política?