Pareciera que la apuesta por la visita de Osorio Chong a Baja California es tal, que con ella el problema de inseguridad pudiera, sino resolverse, sí controlarse.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex
Desde que la semana pasada se diera en Tijuana el lamentable asesinato de la doctora Alma Angélica Ciani y la posterior viralización de un video que su hermano, Odin Ciani, reconocido comentarista de la cadena ESPN, subiera a sus redes sociales, para exigir justicia se generó la noticia de la inminente visita del secretario de Gobernación a Baja California.

La doctora fue ejecutada en el interior de su consultorio por un asesino solitario que llegó hasta ella para dispararle en al menos tres ocasiones frente a su madre e hijos, para luego huir… hoy sigue prófugo.

Este crimen se sumó a la larga lista de más de 800 que se han cometido en Tijuana en lo que va de este año… pero el video donde el comentarista deportivo exigió al presidente Enrique Peña Nieto, al titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al gobernador del estado, Francisco Vega de Lamadrid, hizo que la difusión del crimen se convirtiera en noticia nacional.

Al otro día del crimen, tanto Osorio Chong como el mandatario estatal, anunciaron la visita de alto funcionario federal a Baja California.

Y desde las autoridades estatales, las municipales y los organismos empresariales, ven en esta anunciada visita la apuesta para que finalmente se defina un estrategia efectiva para hacer frente al problema de la inseguridad que priva en la entidad.

Porque a los más de 800 asesinatos en Tijuana, uno de los más recientes ocurrido el pasado fin de semana cuando fue ejecutado un estudiante de la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas en un swap meet, debe sumarse el ataque armado contra la delegación municipal de Camalú, al sur de Ensenada, donde un comandante y un oficial fueron ultimados por un comando.

Pero pareciera que la apuesta por la visita de Osorio Chong es tal que con ella el problema de inseguridad pudiera, sino resolverse, sí controlarse.

Pero para comenzar, primero habrá de esperar que la anunciada visita se concrete. Desde hace meses Osorio Chong ha venido posponiendo su visita a Baja California, lo cual no debiera causar extrañeza, porque las giras de trabajo de funcionarios federales por la entidad han sido sumamente escasas.

Para no ir muy lejos, el mismo presidente de la república, Enrique Peña Nieto, tuvo su más recuente gira de trabajo a la entidad, en mayo del 2016. En Playas de Rosario encabezó una revisión de infraestructura carretera, que no fue otra cosa que un informe de los trabajos de mantenimiento de parte de la red carretera de Baja California… nada extraordinario.

Por lo que toca a Osorio Chong su más reciente visita a la entidad fue a finales de octubre del año pasado, pero fue para atender la contingencia migratoria ocasionada por el arribo masivo de haitianos y ciudadanos de varios países africanos.

Pero para cuando llegó, la contingencia migratoria lleva meses de haberse presentado en la entidad, a pesar que las autoridades migratorias de México tenían conocimiento con meses de antelación de que ese problema se habrá de presentar.

A diferencia del Estado de México, entidad en la que previo a sus elecciones para gobernador celebradas en junio pasado, el Gobierno Federal se volcó con todo su aparato y decenas de visitas de altos funcionarios, incluyendo el propio Peña Nieto, en Baja California la ausencia es notoria.

Las razones son más que obvias.

Por ello la anunciada visita de Osorio Chong no debiera ser considerada como la apuesta para que el problema de la inseguridad se resuelva o dé señales de mejorar… al tiempo.