Sus dotes para la comunicación oral y escrita lo llevaron a ser nombrado predicador en los púlpitos de París entre 1618 y 1619.

CIUDAD DE MÉXICO . – San Francisco de Sales, el santo patrono de los periodistas y de los escritores, es celebrado cada 24 de enero, ya que el santoral lo apunta como protagonista del día. Este santo recibió este reconocimiento patronal por parte del Papa Pío XI en 1923.

San Francisco de Sales nació en el condado de Saboya —actualmente territorio francés e italiano— en 1567, y murió en la ciudad francesa de Lyon en 1622. Destacó, como se deduce, por su gran capacidad a través de la escritura.

Fue hijo de dos importantes aristócratas, se doctoró en Humanidades y Leyes, y rechazó una prometedora carrera como magistrado y un conveniente matrimonio que su padre había concertado; en lugar de esto, escogió ordenarse sacerdote a los 26 años.

Comenzó su labor eclesiástica evangelizando a los protestantes de la región de Chablis, recién restituida al ducado de Saboya. Tras completar con éxito una tarea para la que necesitó llevar una vida casi nómada y expuesta a peligros, fue nombrado coadjutor del obispo de Ginebra, Claudio de Granier, en 1599; tres años después, a la muerte de éste, ocupó su puesto.

Sus dotes para la comunicación oral y escrita lo llevaron a ser nombrado predicador en los púlpitos de París entre 1618 y 1619.

Desde su ordenación como obispo de Ginebra, San Francisco de Sales completó una intensa actividad literaria que ya había comenzado con su misión evangelizadora en Chablis, donde redactó folletos que se distribuían entre la población a modo de pasquines diarios.

Sus obras más señaladas son Defensa del estandarte de la Cruz, Introducción a la vida devota, los doce libros del Tratado del amor de Dios, Conferencias espirituales, Sermones y Cartas.

A lo largo del tiempo, San Francisco de Sales fue beatificado, canonizado y proclamado Doctor de la Iglesia por distintos papas. El 26 de enero de 1923, Pío XI lo designó santo patrón de los periodistas y los escritores en una encíclica titulada Rerum Omniun.

Pío XI recoge en su escrito que es necesario que los periodistas "imiten y muestren en todo momento que el rigor siempre ha estado unido a la moderación y la caridad, que era la característica especial de San Francisco". El Pontífice recoge, asimismo, que "deben guardarse de faltar a la verdad, e incluso con el pretexto de evitar la ofensa de los adversarios, de reducirla o disimularla".