Ayer, separados por unos 200 metros, tanto el alcalde como el gobernador dejaron en claro que la confrontación no solo no cesa… sino que habrá de escalar a niveles que al momento no se pueden vislumbrar

Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX

Si usted cree que la confrontación entre el gobernador Jaime Bonilla Valdez y el alcalde de Tijuana, Arturo González Cruz, ha llegado su punto más álgido… le tengo noticias. Lo que hemos visto serán apenas rounds de sombras… los verdaderos golpes están por venir.

Y es que aunque Arturo González, en la parte medular de su mensaje del Primer Informe de Gobierno, dijo “en breve tomaré decisiones importantes, siempre pensando en el bienestar de ustedes”, a todos los asistentes a Palacio Municipal y en el Centro de Gobierno, donde estaba transmitiendo el gobernador, quedó la sensación que el alcalde va por la candidatura a gobernador de Baja California.

“Esto es solo el principio”, fue la frase que profusamente se veía en Palacio Municipal, mientras González Cruz rendía su informe de labores ante la presencia, muy representativa de distintos sectores no solo de Tijuana, sino de la entidad.

El destape oficial Arturo González Cruz es cuestión de días. Y así lo prevé, desde hace varios meses, el propio gobernador Jaime Bonilla, obviamente sin su venia, lo cual explica la confrontación casi a diario.

De hecho ayer, separados por unos 200 metros, tanto el alcalde como el gobernador dejaron en claro que la confrontación no solo no cesa… sino que habrá de escalar a niveles que al momento no se pueden vislumbrar.

Mientras Arturo Gonzalez sostenía que “la unidad es la clave para consolidar la Cuarta Transformación en el Estado, trabajar en coordinación para brindar resultados inmediatos y positivos”; Jaime Bonilla ironizaba que el informe del alcalde habría de durar apenas unos minutos, “para lo que ha hecho es dos minutos acaba”. Para rematar, “bueno, si habla de la inseguridad y los muertos… sí va a necesitar bastante tiempo”.

Es evidente que en los tiempos de la Cuarta Transformación la civilidad política es un concepto que consideran caduco o propio de los conservadores, como si lo cortés quitase la valiente.

Y ayer quedó más claro que nunca que la confrontación Jaime Bonilla contra Arturo González habrá de pasar de los rounds de sombra a un tiro abierto y cantado, cuyo resultado, al día de hoy, no se posible pronosticar, básicamente porque el factor dirigencia nacional de Morena está por definirse y con ello su impacto en la confrontación que nos ocupa.

Estamos ante la presencia de un combate de pronóstico reservado, tanto para definir al ganador como para conocer las graves afectaciones que traerá para la población.

Y lo más grave, es que el combate se habrá de convertir en una pelea callejera, donde no habrá réferi que garantice pelea profesional, y los jueces que la sancionen estarán a más de 3 mil 500 kilómetros de distancia que cuando decidan actuar pudiera ser demasiado tarde para Morena, pero muy lamentable para Tijuana y Baja California.