Igual o más importante que la candidatura presidencial, para EPN lo son los candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados.

Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex

Tras el destape de José Antonio Meade Kuribreña como virtual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la República, las ansias de los priistas por “el dedazo” en las otras posiciones en juego en los comicios federales del 2018, se encuentran contenidas.

Aunque al paralelo de la “contienda interna” por la designación de la candidatura presidencial, priistas interesados en ser candidatos al senado o a la Cámara de Diputados igualmente realizaban sus amarres.

Pero el comandante en jefe del PRI, es decir, el presidente Enrique Peña Nieto mandó parar todo ese movimiento, porque al igual que en la candidatura presidencial, será él quien dé la última palabra.

Si a quien despacha en Los Pinos le interesa que el PRI, o al menos su candidato gane las elecciones presidenciales del próximo año, más le interesa que el priismo tenga la mayoría en el Congreso de la Unión.

En el escenario político que reflejan las encuestas, la candidatura presidencial para el PRI es un reto muy cuesta arriba: apenas este día, EL UNIVERSAL publicó un ejercicio en el que el abanderado priista apenas logró ubicarse en una tercera y lejana posición en las preferencias de los electores.

“Pepe Toño” apenas alcanza el 15 por ciento de la intención de voto en en dicha encuesta. Arriba de él se ubica Miguel Ángel Mancera del PRD con 22 por ciento, Ricardo Anaya del PAN con el 23 por ciento, y como puntero indiscutible el presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, con 32 por ciento.

El candidato de Peña Nieto está incluso más cerca de Margarita Zavala, quien aún en proceso de recolectar firmas para una candidatura presidencial por la vía independiente alcanza el 11 por ciento.

Por ello es que la real prioridad del presidente Peña Nieto son las candidaturas al senado y a la Cámara de Diputados, instancias en las que, entre otras cosas, se revisarán y votarán la cuenta pública de su último año de gobierno, cosa no menor si se toma en cuenta los antecedentes de corrupción que le han acompañado a lo largo de su sexenio.

La posibilidad real que López Obrador gane la presidencia de la república, abre la también posibilidad que cumpla su palabra de llevar a los corruptos a la cárcel.

Por eso Peña Nieto pretende designar a la mayoría de los candidatos a diputados federales y a la totalidad de quienes contenderán por una curul en el Senado. Así de sencillo. No se trata que sean priistas solamente, sino que sean y sigan siendo parte de sus aliados políticos y no duden en salir en su defensa ante los eventuales embates de izquierda y derecha que desde ahora ve venir.

Por eso los priistas, incluidos los de Baja California, se han replegado en sus aspiraciones personales o de grupo. Que no se despisten una vez más: Peña Nieto dirá quién sí quien no. Y los priistas que suspiran por ser diputados o senadores saben, desde ya si pueden ser tomados en cuenta.