Unas 30 familias perdieron su hogar, mientras que 236 domicilios se encuentran en riesgo de derrumbe debido a una falla geológica

Por Crisstian VILLICAÑA / HIPTEX

Fue en el 2015 cuando se comenzaron a derrumbar casas en la delegación Sánchez Taboada. El deslizamiento de la tierra causado en parte por fallas geológicas, así como por fugas de agua no atendidas por años ocasionaron que alrededor de 30 familias perdieran su hogar, mientras que 236 domicilios se encuentran en riesgo de derrumbe.

La problemática lejos de encontrar origen en el año mencionado, se remonta a la década de los setentas, en un escenario donde fueron desplazados los habitantes de la llamada “Cartolandía”; para ser reacomodados en la Sánchez Taboada, sin embargo, dicho proceso se vio marcado por distintos aspectos que jugaron un papel importante y que de alguna manera han marcado el destino de una reubicación mal lograda; el historiador y docente, Diego Saavedra, aborda el tema.

“Fundación atropellada, llena de rapiña”; nos dijeron que el metro cuadrado iba a ser a 25 cuando llegamos lo subieron a 115´;. Sálvese quien pueda, que cada quien tome lo que pueda.

Rapiña pero no solo de quien por necesidad lo hace, sino de quien por costumbre lo hace. Hay que decirlo claro la Sánchez Taboada fue fundada en un terreno nada atractivo para la inversión a menos que quien compre sea convencido”.

“La Sánchez se edificó en una topografía irregular, un laberinto de calles construidas primero de forma improvisada, luego pavimentados a cambio de votos. El clientelismo como motor para la urbanización, casas construidas sobre un terreno sinuoso, con pendientes que retan la condición física. Sobra decir que la pavimentación es lenta y deficiente”, apunta.

Hoy en día los vecinos con la problemática siguen dependiendo de lo que el gobierno les “puede” dar; uno de los afectados comenta que es injusto que les quieran otorgar terrenos de 100 metros a los alrededores del bulevar 2000 cuando sus predios son de 250 metros.

Si bien el municipio y el estado han hecho algunos intentos por encontrar solución a los ocurrido en la Sánchez Taboada, la realidad es que a cinco años del derrumbe y daño en cientos de hogares, sigue quedando rezagada la población afectada.

“El urbanismo tiene patrón, ese jefe es el capital, es quien paga la construcción de un espacio.

Mientras la ciudad pregona a los cuatro vientos el ´boom inmobiliario´ cientos de casas se siguen hundiendo en la miseria económica pero también tragadas por la misma tierra que seles vendió para construir”.

“Alguna vez leí que ´La revolución será urbana o no será´ y esto vuelve a poner en el centro de las discusiones el espacio que habitamos, construimos e imaginamos”, concluye.