"Es un desahogo, la adrenalina de estar ahí dentro. Ver cómo va saliendo un ganador de cada hit eliminatorio y ya el último que queda es el que gana".

Texto y fotos: Crisstian Villicaña

Dicen que cada quien se divierte a su manera, y para aquellos que pasan sus días entre transmisiones, motores, mangueras, y otras autopartes, la mejor forma de hacerlo es con los mismos carros, colisionando entre ellos; como si aquel juego de la infancia donde se tomaba un auto de juguete en cada mano para luego estrellarlos entre sí se hiciera realidad.





Eventos como los denominados "Destructomania", se ha vuelto un espacio para que los yonkeros saquen a través de aquello que aman, los autos, esa adrenalina que llevan guardada y que entre choque y choque va tomando fuerza, haciéndolos sentirse más vivos.





Y es que pese a lo que se pueda pensar no sólo se trata de hombres enfrentándose en un rodeo de automóviles, en donde el ganador final es el que sigue avanzando, es también una tradición que une a yonkeros, quienes desde la forma de decorar los carros se puede decir que disfrutan del evento.





El señor Rojo Medina, quien lleva cerca de 20 años trabajando en yonkes ha participando en esto de las colisiones entre autos e inclusive ha resultado ganador; en una entrevista nos platicó de su experiencia ¿por qué el gusto de ser parte de este tipo de eventos, cómo es la dinámica?

"Es un desahogo, la adrenalina de estar ahí dentro. Ver cómo va saliendo un ganador de cada hit eliminatorio y ya el último que queda es el que gana".

"Le tienes que pegar con la parte de atrás, en los lados, lo único que está prohibido es pegarle a la puerta del chófer, de ahí para allá de todos lados puedes pegar, pero trata de pegar uno con la parte de atrás para no dañar el propio carro y de paso protegerse".





¿Qué otras reglas hay, cuánto tiempo les lleva preparar los autos?

"Los carros no tienen que estar reforzados, puedes arreglar cosas como cambiar el radiador, puedes poner la batería adentro, la gasolina adentro, sobretodo cosas que ayuden a que no se dañe al chófer. También se puede soldar las cuatro puertas, la cajuela, ya reforzarlo pues no, son carros normales que no tienen vidrios ni nada que te brinque a la cara, igual hay que usar cinturón, casco y a darle hasta que ya no camine el carro".

"Normalmente un mes o dos meses antes empezamos a adaptarlos. Ahorita ya no hay casi carros grandes, ahora son más blanditos, antes era más fácil agarrar carros grandes".

¿Qué le dice su familia sobre este gusto?

"Lo que pasa es que mis hijos ya crecieron, uno de ellos ya ha manejado, pero en los últimos años ya ni manejaba yo, se subía él, yo dejé como dos años de ir, pero otra vez ya volví. En realidad no es tanto algún golpe, nomás lo adolorido de la espalda, pero como son jalones de cuerpo la familia tiene miedo; es un día que te desestresas, a los tres, cuatro días andas adolorido, pero vale la pena".





Al señor Rojo se le ve como cualquier otro hombre que ronda los 45 años edad, pero su apariencia puede engañar, ya que detrás de su vida de yonkero existe un hombre que no ha dejado de divertirse, de ser por un instante niño otra vez, siendo feliz con sus pequeños grandes juguetes, con sus amigos.







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