“El vasito lo damos a 20 ó 30 pesos, pero si quieren un kilo el precio más o menos podría andar entre los mil 200”, contó Javier.

Llegaron desde hace unos años, y poco a poco fueron ubicándose en los cruceros y las calles más transitadas de Tijuana.



Por ello, no era nada raro verlos sobre la zona de la 5 y 10, además de las avenidas Segunda y Tercera, entre Constitución y Niños Héroes del centro de Tijuana.



En una esquina, a las afueras del Seguro Social, y tímidamente recargados sobre fachadas de algunos negocios, tímidamente invitan a comprar su mercancía.



Son los múltiples vendedores de chapulines al mojo de ajo, quienes con su ya emblemática cubeta de aluminio, esperan a que los peatones lleguen y adquieran los saltarines “bocadillos”, que -como ellos afirman- son deliciosos para botanear.



“El vasito lo damos a 20 ó 30 pesos, pero si quieren un kilo el precio más o menos podría andar entre los mil 200”, contó Javier, nativo de Oaxaca, y quien resaltó  que cada vez se hacen de más clientes, incluyendo hasta algunos restauranteros de la región.



“Son muy nutritivos, en Oaxaca es un alimento tradicional desde hace cientos de años, y aquí ya nos lo piden mucho, incluso hasta para pizzas”, destacó Javier, quien relató que es a finales y principios de año, cuando más abasto tienen de los crujientes insectos comestibles.



“Se tuestan en el comal con ajo, jugo de limón y sal, y ya quedan listos para echarles salsita, o también servirlos con aguacate, la cosa es que cada quien los puede comer como más se les antoje”, finalizó el comerciante de chapulines, ese mismo alimento que parece haber dado un salto desde los campos de Oaxaca, hasta las mesas de cientos de comensales de la ciudad.