Por Alberto Sarmiento Reyes / Hiptex

Aunque la violencia de Tijuana, con sus más de mil 300 homicidios en lo que va del año, muestra la gravedad del problema de inseguridad en Baja California, los municipios de Playas de Rosarito y Ensenada también han alcanzado, en lo que va de 2017, cifras históricas en el rubro de asesinatos.

El llamado corredor turístico, se ha convertido, en base a las cifras oficiales, en el corredor de la muerte.

A las más de mil 250 ejecuciones en Tijuana, deben sumarse las cerca de 80 en Playas de Rosarito, mientras que en Ensenada, la cifra ronda ya los 150, todas en lo que va del año.

Aunque las cifras de Tijuana son abismalmente mayores, los homicidios violentos en los otros dos municipios se han disparado en las administraciones que encabezan Mirna Rincón Vargas y Marco Novelo Osuna, en Playas de Rosarito y Ensenada, respectivamente.

En el llamado quinto municipio, hasta finales de agosto se contabilizaron 71, con los cuales 2017 se perfila como el año más violento en su historia. El año pasado, en el mismo periodo se cometieron 45 asesinatos y en el 2015 fueron 33, es decir,  la tendencia a la alza empezó en la gestión del también panista Silvano Abarca Macklis

A lo largo de su gestión, el ex alcalde Abarca justificó el alza en la cifra de homicidios asegurando que las bandas criminales que operaban en Tijuana habían convertido Playas de Rosarito en tiradero de cadáveres de ejecuciones cometidas en el vecino municipio.

Ninguna autoridad, estatal o federal, avaló esas declaraciones de Silvano Abarca.

Siguiendo su ejemplo, su sucesora, Mirna Rincón, retomó el mismo discurso en los primeros meses de su gestión. 

Pero conforme la violencia se fue asentando en el quinto municipio y la mayoría de las víctimas resultaron ser residentes de Playas de Rosarito, la alcaldesa se fue quedando sin ese argumento. 

Más al sur de Tijuana, en Ensenada, su alcalde, el priista Marco Novelo igualmente optó por justificar el aumento en la incidencia delictiva, especialmente en lo que a homicidios violentos se refiere, con la guerra entre bandas criminales en Tijuana, que habían escogido Ensenada para tirar cadáveres.

Pero igualmente que a su homóloga rosaritense, el argumento se fue desvaneciendo ante el peso de la realidad. Empresarios, jóvenes, hombres y mujeres asesinados han resultado ser mayoritariamente residentes de Ensenada le dejaron en claro que tenia un problema local. 

El sur del municipio, en San Quintín, igualmente experimenta cifras históricas de asesinatos, incluyendo al menos un par de agentes de la Secretaria de Seguridad Pública Municipal.

Debieron pasar varios meses, tiempo sumamente importante, para que Mirna Rincón y Marco Novelo entendieran que al igual que Juan Manuel Gastélum Buenrostro, tenían un problema propio, tal vez vinculado en algunos casos con el crimen organizado que opera en la entidad, pero asentado en cada una de sus municipios.

Los más 250 homicidios que se cometen en Tijuana, es reflejo de la impunidad con la que operan los criminales en ese municipio, y es evidente que no han necesitado cometer las ejecuciones en las calles o colonias tijuanense y pretender ocultarlas llevando los cadáveres a Playas de Rosario, o hasta Ensenada.

Así como la actividad turística y económica vincula a eso tres municipios, el tema de la inseguridad igualmente lo ha convertido en un corredor de violencia y muerte.