García Lorca pertenece a la Generación del 27, y quizá es su miembro más conocido, asesinado por las autoridades conservadoras de su tierra natal hace 83 años.

Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898-camino Víznar a Alfacar, Granada, 18 de agosto de 1936) es uno de esos poetas que nunca envejecen, por el contrario, de aquellos que se leen con renovado gusto con el paso del tiempo. Es uno de los mejores bardos de su país durante el siglo XX, si no es que el mejor. Poseedor de una multiplicidad de voces en las que se puede escuchar aquella que plasmó en el Romancero Gitano o la que se lee en su Poeta en Nueva York.

El escritor, ensayista, poeta, dramaturgo; fundador de revistas literarias y creador; impulsor de compañías teatrales, todo lo cual logra antes de que cumpliera 40 años de edad, habrá de conseguir lo que pocos logran: hacer ver fácil lo difícil. Así lo señala en charla con Litoral Vicente Quirarte, poeta, narrador, ensayista y catedrático.

García Lorca pertenece a la Generación del 27, y quizá es su miembro más conocido, asesinado por las autoridades conservadoras de su tierra natal hace 83 años, en la madrugada del 18 de agosto de 1936, de acuerdo con las más recientes investigaciones sobre el fusilamiento al que fue sometido el poeta. De su muerte, desde entonces se han dado a conocer diferentes versiones y teorías. Unas hablan de su detención por la Guardia Civil, cuerpo policial que lo fusiló en el lugar señalado a causa de una mezcla que incluye su homosexualismo, supuestamente ser el secretario del Ministro de Justicia del Gobernador de La República, Fernando de los Ríos, y por supuesto, su simpatía con el marxismo.





Investigaciones más recientes indican que sería una mezcla diferente de cosas lo que ocasionó su muerte. Está, sí, su inclinación por la causa republicana y la acusación que se le hacía por sus preferencias sexuales, pero también disputas familiares con fondos económico e ideológico (derecha-izquierda) y que su detención no fue por parte de autoridades policiacas, sino de miembros de la falange, quienes lo entregaron a la autoridad civil de Granada, uniformados de la cual lo fusilaron.

Federico García Lorca es dueño de una obra extraordinaria como dramaturgo y como poeta. La renovación que logró de la literatura en lengua castellana es invaluable, y como muestra está Poeta en Nueva York, libro publicado póstumamente y en el que la ciudad se convierte en el personaje de la lírica moderna, mientras que en el Romancero Gitano demuestra que no se trata de un poeta folclórico, sino de que es un poeta y punto.

Tras lamentar la muerte de tan prolífico artista, Quirarte, también integrante de El Colegio Nacional (Colnal) y de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) recuerda que un año después de sucedida en Argentina se publicó un libro de homenaje que incluye un texto del Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, y en el volumen se le menciona como el autor del Romancero Gitano, pero a García Lorca se le debe recordar como el gran poeta español que es, el mejor de la Generación del 27 al lado de Luis Cernuda.

El Romancero Gitano de ninguna forma es una obra menor, sólo folclórica, es un libro difícil, con metáforas complicadas, surrealistas; hace ver, como decía Eduardo Lizalde, que Lorca hacía falsos Lorcas, pues con dicho libro pareciera que es fácil hacer poesía popular, pero de ninguna forma es así. Lograrlo con esa genialidad y esa espontaneidad es lo difícil, anota al indicar que en el granadino se unen juventud con creatividad y genialidad, como también lo es su contemporáneo Miguel Hernández, un poeta nato que también forma parte de la Generación del 27 y quien igualmente murió durante la Guerra Civil, en prisión. A ambos poetas hay que seguirlos leyendo, una lectura contemporánea de ambos poetas traerá muchas riquezas.

También vale recordar otra obra de García Lorca, un texto poco conocido, su conferencia Juego y Teoría del Duende, en la que habla de esa característica intangible que tiene el arte español y que también posee su obra y le caracterizó toda su vida. Por ello es inaudito que lo hayan asesinado, no era un animal político, pero sus oponentes no olvidaban obras o expresiones suyas. Matarlo era matar esa España creativa y lúdica que él y La República defendían. Tampoco perdonaban su preferencia sexual. Había un odio contra él por parte de los fascistas, que lo persiguieron todo el tiempo.

Tras conocer su asesinato, Luis Cernuda le dedica el poema A un poeta muerto, en el que reclama que lo mataron porque no lo merecían.

Una publicación más de García Lorca que vale la pena recordar es Diván del Tamarit, uno de los mejores libros de poesía amorosa de todos los tiempos, asegura Quirarte al subrayar que se trata de un artista en toda la extensión de la palabra: poeta, dramaturgo; impulsor de revistas, creador de compañías teatrales. Además, sabe abrevar del gran legado literario español, sobre todo del Siglo de Oro, al mismo tiempo que de la cultura popular, pero llevándola a la categoría de arte. Canciones de cuna que seguramente le cantaban sus nanas son las que se pueden escuchar posteriormente en sus obras de teatro o en sus poemas.

Se debe tomar en cuenta, además, que todo lo logró con menos de 40 años de vida, hace hincapié al anotar que junto con la generación de artistas a la que perteneció, renovó el panorama literario de España, poniendo al país a la altura de lo que ocurría en otras naciones; pero él era, como alguien lo definió, una criatura de creación. Todo lo que tocaba lo convertía en arte.