Joaquín Guzmán Loera leyó una carta antes de escuchar su sentencia y de despedirse de su esposa con un saludo militar y enviarle un beso

NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.-  Antes de escuchar la sentencia del juez, Joaquín “El Chapo” Guzmán tuvo la oportunidad de hablar ante la Corte del Distrito Este con sede en Brooklyn, que el líder del Cártel de Sinaloa denunció ser víctima de tortura y criticó al Gobierno de los Estados Unidos

“Desde aquí aprovecho para decir que aquí no hubo justicia”, acusó Guzmán Loera en la carta que leyó por espacio de 15 minutos esta mañana antes de escuchar la condenada de cadena perpetua más 30 años que le impuso el juez Brian Cogan.

“El Chapo” Guzmán acusó a Cogan por no atender las quejas de la defensa sobre las violaciones que miembros del jurado hicieron a las reglas de evitar revisar información en redes sociales y medios de comunicación.

“Mi caso quedó manchado y usted me negó un juicio justo… donde todo mundo está viendo”, señaló.

Guzmán Loera, refieren diversas crónicas vistió traje gris, camisa color lila, corbata azul y lució un crecido bigote pintado de negro.

En su carta, el capo lanzó una dura crítica al sistema judicial estadounidense, además de cuestionar que el proceso en su contra haya sido injusto y tan mediático y se preguntó que podría esperarse de otros casos.

“Estados Unidos no es diferente ni mejor que cualquier otro país corrupto a los que ustedes no respetan. Gracias, señor juez”, dijo en parte  final de su mensaje.

“Las condiciones de confinamiento de 30 meses han sido una tortura. Me he visto obligado a beber agua no higiénica. No se me ha permitido a respirar aire del exterior. El aire que llega es por un conducto que cuando llega a mi celda es seco… me duele mi garganta, mis oídos. Para poder dormir debo tapar mis oídos con papel higiénico, ya que el sistema hace ruido y me ha afectado”, denunció.

Previamente, “El Chapo” Guzmán agradeció a su esposa, Emma Coronel -presente en la sala de la corte, a la que la saludó al estilo militar y le envió un beso con la mano–, a sus hijas, a su madre Consuelo Loera, a sus hermanos, a sus hijos.

Se quejó de que no se permita a su esposa visitarlo, además de que no ha podido abrazar a sus hijas.

“Ha sido una tortura emocional y mental”, afirmó.

“Han sido las condiciones más inhumanas que he pasado en mi vida. Ha sido una falta de respeto a mi dignidad humana”, señaló minutos antes de conocer la sentencia de condena perpetua más 30 años que purgar en una cárcel de máxima seguridad sin tener derecho a visitas ni llamadas telefónicas.