El valor no es ausencia de miedo sino saber enfrentar las pruebas que te da la vida

Por: Adrián GARCÍA ESTRADA

Una de las sensaciones que más destruye metas personales y laborales es el miedo, tan utilizado en la vida y tan poco entendido o detectado realmente, muchas de las cosas que no has logrado, persona chingona que me lee, es por culpa del miedo.

Tengo miedo de amar porque no quiero ser lastimad@, tengo miedo de emprender un negocio porque tal vez pierda todos mis ahorros, tengo miedo al compromiso, tengo miedo a comprar esa casa porque tal vez no me alcance para pagar la mensualidad, tengo miedo a la muerte, tengo miedo de todo, ¡chingada madre!

En una fase dominada por el miedo, lo más fácil siempre será dar media vuelta y huir, podríamos llamarlo sentido de protección o supervivencia, pero el miedo a trascender es un “cáncer” que se expandirá por tu vida limitando la capacidad de entender que nada es tan complicado como a veces parece, que después del miedo está el éxito.

Pero, el éxito hay que entenderlo desde el punto de vista de cada quién. Para mí no es el que muchos ligan con aspectos materiales: dinero, casa, carros, el trabajo perfecto, la relación sentimental perfecta, no, al menos así lo percibo, el éxito está en sonreír sin un motivo aparente, disfrutar esas cosas que muchos consideran insignificantes, son lo más cercano a la felicidad desde mi enfoque.

El valor no es ausencia de miedo, en mi punto de vista es saber enfrentar las pruebas que te da la vida y con un sano juicio dimensionar correctamente las cosas, te invito a analizar cuantas veces perdiste por miedo, haz una autoevaluación y te darás cuenta de que en muchas oportunidades no concretadas el miedo fue quien manipuló tu mente.

Tener miedo no es totalmente malo, sólo debes aprender a detectarlo, controlarlo y evitar que se convierta en una emoción que paralice el rumbo de tus días, que sea tan fuerte que logre convertirse en una venda que te impida ver tantas cosas tan fregonas que te rodean, no le saques que ya estás aquí, aprende a vivir y no a sobrevivir.